Estampa villista doce

Los generales villistas

Por Jesús Vargas

Francisco Villa fue asesinado seis semanas después de haber cumplido 45 años. En su agitada vida desplegó entre sus grandes dotes el poder de liderazgo, primero como organizador de bandoleros, después como jefe revolucionario; en estas dos actividades lo siguieron los más preparados, unos para sobrevivir como perseguidos, fuera de la ley, condenados a la horca; los otros para enfrentar en los campos de batalla a los ejércitos de la tiranía.

Entre los bandoleros que lo acompañaron, muchos lo siguieron en la revolución, algunos llegaron a ser generales y otros murieron en los primeros combates, pero seguro que también hubieran llegado a ser generales porque eran los mejores para la guerra. En la primera de éstas guerras, la de 1911 contra la dictadura porfirista, no fueron tantos los combatientes, aproximadamente 3000, en Chihuahua, pero después del asesinato del Presidente Francisco I. Madero se levantaron miles de jóvenes contra la nueva dictadura de Victoriano Huerta. Este fue el momento glorioso del pueblo, cincuenta mil soldados en armas, hombres y mujeres de la División del Norte, organizados en brigadas con sus generales, cientos de oficiales y los famosos Dorados que representaban el núcleo de seguridad y avanzada en torno a la figura emblemática de Francisco Villa.

Manuel Chao y Venustiano Carranza

Desde septiembre de 1913, hasta las derrotas de 1915, la División del Norte se caracterizó por la unidad y disciplina de sus integrantes. Todos los jefes dotados de cualidades grandiosas: valentía, experiencia y lealtad, firmes en las buenas y en las malas; en esos dos años solo unos cuantos defeccionaron, entre estos los hermanos Herrera y los hermanos Arrieta, los demás se sostuvieron leales hasta el final. No puedo decidir quiénes fueron los mejores, todos fueron grandiosos, colmados de cualidades, por eso en lugar de ello escribiré algunos datos dedicados a tres generales, considerando que por sus características representan las tendencias en todo el conjunto de los que integraban la División del Norte: Manuel Chao, Toribio Ortega y Maclovio Herrera.


Manuel Chao Rovira:


Nació en Tuxpan, Veracruz el 26 de septiembre de 1883, estaba por cumplir 27 años cuando se inició la revolución. Era profesor egresado de la Normal de Xalapa. Al iniciarse el siglo se radicó en Durango, y de 1903 a 1910 trabajó como profesor en la región de Balleza, Chihuahua. Se unió a la Revolución a finales de 1910 y después del triunfo, sirvió en el ejército al gobierno revolucionario. En febrero de 1913, después del asesinato del presidente Madero fue uno de los primeros que se levantó en armas contra el gobierno de Huerta, muy pronto se distinguió en el sur del estado de Chihuahua por las acciones que dirigió contras las fuerzas militares del usurpador.


En agosto de 1913 Venustiano Carranza estuvo unos días en Parral de paso a Sonora, lo acompañaban los integrantes de su Estado Mayor con su jefe el General Gerónimo Treviño. Estuvieron con la comitiva de Carranza: Manuel Chao, Trinidad Rodríguez y los hermanos Maclovio y Luis Herrera quienes junto con otros revolucionarios se adhirieron al Plan de Guadalupe. En su libro “La Sangre al Río”, afirma el señor Raúl Herrera, que fue en esa visita cuando se fundó la División del Norte por disposición de Carranza, quien designó al general Manuel Chao como jefe, ofreciendo como prueba de su aserto, seis documentos en los que aparece impreso un sello circular con el águila al centro con las indicaciones “Jefe de las Operaciones Militares” y “División del Norte”, firmados por el general Manuel Chao como Jefe de Operaciones.


Ateniéndose a estos documentos, el señor Herrera sostiene que ese fue el “verdadero” origen de la División del Norte y luego explica cómo fue que “Francisco Villa tomó la delantera” haciendo a un lado a Chao en la hacienda de la Loma, donde impuso a los demás generales para que lo nombraran como jefe, porque “Desde su regreso al país a principios de marzo, Villa traía el propósito de convertirse en jefe del movimiento revolucionario en el Norte de la República”. En las páginas siguientes de su libro cita la “Memoria Político Militar de Ernesto García Domínguez”, general obregonista originario de Coahuila que se distinguió como enemigo del General Villa. Esta memoria, y lo que en esta parte agrega el señor Herrera, carece de rigor histórico, ambos recurren a la especulación sin fundamento presentando a un Villa cobarde, saqueador y oportunista.


En otras memorias, las del jefe del Estado Mayor de Carranza, Jacinto Treviño, se registró la visita de Carranza a Parral de la siguiente manera: “A mediados del mes de agosto de ese mismo año (1913), llegamos a la población de Parral. Allí nos encontramos con los jefes revolucionarios Manuel Chao y Luis Herrera, que Villa había dejado guarneciendo aquella plaza. También éstos reconocieron el Plan de Guadalupe y recibieron sus instrucciones para continuar sin descanso la lucha emprendida contra la usurpación huertista”.

No registra Jacinto Treviño ningún dato sobre la formación de la División del Norte. ¿Consideró Treviño de nula importancia la disposición de Carranza? ¿Olvidó ese hecho y por eso no lo registró?


De Carranza se han publicado decenas de libros, en algunos se detallan los desencuentros que tuvo con Villa antes del rompimiento definitivo y en ninguno se menciona lo que afirma el señor Herrera, ¿Por qué? Simplemente porque todo lo que él ofrece como prueba es un sello que no significa nada frente a lo que sí está documentado respecto al origen de la División del Norte.

Lo cierto es que a mediados de septiembre se reunieron en ciudad Jiménez los jefes de las Brigadas que luchaban en el estado de Chihuahua contra el gobierno de Huerta, ahí acordaron unificar todas las fuerzas nombrando a un jefe supremo; De la Brigada González Ortega estuvo encabezada por los generales Toribio Ortega y Francisco Villa; Por la brigada Benito Juárez, Maclovio Herrera y por la Brigada Morelos, Tomás Urbina. Entre éstos, y los demás generales presentes, eligieron a Francisco Villa como jefe de todas las fuerzas. Días después se reunieron de nuevo en la hacienda de La loma donde se sumaron los jefes de las dos Brigadas que actuaban en Durango y La Laguna: general Calixto Contreras y Severino Ceniceros con sus principales generales; es en este momento cuando históricamente quedó formada la División del Norte.


El general Manuel Chao sí recibió el nombramiento como jefe de operaciones en la región de Parral, y luego a principios de 1914, como gobernador del Estado. Revisando su trayectoria revolucionaria, sugiero que el general Manuel Chao, desde este encuentro con Carranza, quedó atrapado en un dilema de lealtades. Se había adherido al Plan de Guadalupe, aceptando la jefatura de Carranza, quien lo promovió como uno de los suyos, confrontándolo con el general Villa cada vez que lo consideró oportuno. Estas acciones provocaron algunos enfrentamientos entre los dos generales, pese a ello no se llegó al rompimiento, pero el general Villa ya nunca le guardó la misma confianza, siempre tuvo dudas sobre su lealtad, no obstante que cuando dividieron definitivamente Villa y Carranza, el general Chao se sostuvo con la División del Norte hasta final.


En 1916 se dirigió a territorio de Estados Unidos, en 1917
se radicó en Nueva Orleans y a mediados de ese año viajó a Costa Rica acompañado de su esposa Ignacia Loya, y sus cuatro hijos: Manuel, María, Esperanza y Raúl. En aquel país escribió una nueva página en su trayectoria revolucionaria, encabezando el levantamiento popular contra el usurpador Federico Tinoco, quien había arrebatado el poder al presidente electo Emilio Chamorro, en un golpe militar.

El general Chao al frente de un ejército integrado por voluntarios de Nicaragua y patriotas de Costa Rica, logró a mediados de 1919 restituir en la presidencia a Emilio Chamorro, convirtiéndose en héroe nacional de aquel país, que le ofreció el trato como tal, otorgándole el mando del ejército y todas las posibilidades de vivir tranquilamente con su familia, con la única condición de que asumiera la nacionalidad de Costa Rica.

El general Chao no olvidaba su patria, y de acuerdo a una serie de cartas que dirigió a su amigo Silvestre Terrazas, le hacía ver su deseo de regresar a México, lamentando que el nuevo régimen obregonista no olvidaba su participación en la Revolución. Finalmente, con muchos proyectos en la mente, regresó a México, llegando a Parral el 8 de julio de 1923, días antes de que el general Villa fuera emboscado y asesinado. Ante esta situación se transformaron todos los planes que había elaborado para su regreso a México.

Meses después se unió al levantamiento encabezado por Adolfo De la Huerta, que muy pronto fue derrotado. Solo y en condiciones muy difíciles, Chao se dirigió a la población de Villa Escobedo, cercana a Parral, donde tenía varios amigos, pero ya estaba denunciado y fue capturado el jueves 26 de junio de 1924, sometido a juicio militar que solo duró unas horas, ese mismo día en la noche, y al día siguiente fue fusilado en el cuartel del 30 regimiento de ciudad Jiménez.

Por PanchoVillaMx