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El corrido norteño “Cuatro de a Caballo”, popularizado por Los Cadetes de Linares, relata la intensa y peligrosa huida de cuatro forajidos por los áridos caminos de Mapimí, en el norte de México. Estos hombres, cuya identidad exacta se ha perdido entre la historia y la leyenda, se hicieron conocidos por su audacia y su capacidad para evadir a las autoridades en una época marcada por el bandolerismo y la inseguridad.

Descritos como valientes, decididos y enigmáticos, su reputación generó admiración en algunos sectores del pueblo y temor en otros. Para la tradición oral y la cultura popular, representan el arquetipo del fugitivo eterno: un hombre que vive al margen de la ley, pero cuya historia inspira canciones y relatos.

El corrido no solo narra hechos de violencia y persecución; también captura la esencia del norte mexicano, donde la música se convierte en testigo de la vida en los caminos, de la leyenda que se forja entre disparos, carreteras polvorientas y noches interminables.

Con el tiempo, “Cuatro de a Caballo” trascendió como un ícono de la cultura popular, fusionando melodía, historia y mito en una sola narrativa que sigue vigente en la memoria colectiva.

Por PanchoVillaMx