La muerte de Heraclio-Bernal

El enero 5 de 1888, muere Heraclio Bernal Zazueta en una gruta del Cerro Pelón en el Distrito de Cosalá, minado por una enfermedad contraída durante sus correrías: Bernal comentó a su compadre Crispín García que le disparara y cobrara al gobierno los diez mil pesos de recompensa que ofrecían por su cabeza.

Posteriormente, Crispín, acompañado de su tío Jorge Ayón, se presentó a hacer la denuncia los primeros días del mes de enero de 1888.

Esa misma noche los soldados del gobierno rodearon el cerro donde se encontraba el guerrillero Heraclio Berna!; simularon una escaramuza, y penetraron a la gruta del cerro donde encontraron a Bernal que yacía en el suelo con un balazo en la pierna, otro en el pecho y otro en la mitad de la frente. Bernal – blanco, barba cerrada, ojos claros – fue llevado a Cosalá, y entregado al Prefecto Fernández que por fin lo conoció, pero ya sin vida.

Sobre un catre sucio, el doctor López de Nava hizo la autopsia y preparó el cuerpo para ser expuesto a la curiosidad pública durante tres días. Todavía más: para completar el acto infame, con el tiro de gracia en la frente, fue fotografiado en el muro de la prefectura.

Crispín García cobró la recompensa, echó las monedas de oro en un morral y picó espuelas con rumbo a la sierra, mientras en la plazuela los soldados de Fernández fusilaban a cuatro jóvenes encontrados en la gruta.

Fernández rindió el siguiente informe al gobernador Francisco Cañedo: «Ratificando mi telegrama de ayer, relativo a la derrota y muerte del bandido Heraclio Bernal, tengo el honor de participar a usted lo ocurrido sobre el asunto…» Esta fue la versión de las autoridades porfiristas, muy alejada de la verdad; la del pueblo fue muy diferente: Bernal se convirtió en un mito, y por los caminos y veredas, sus hazañas son narradas con la voz bronca del pueblo.

Fuente: Sinaloa, Historia y Destino. Sinagawa, Herberto.

Por PanchoVillaMx