Durante las batallas de la Revolución mexicana muchas mujeres se unieron a la lucha armada.

Ninguna mujer alcanzó el grado de general y muy pocas lograron ser oficiales con mando de tropa. Entre las tropas federales hubo mujeres que pelearon contra los villistas en enero de 1914.

La capitana Clara Ramos, Carmen Parra, la capitana Luisa García, la señora Castillo y Cimona Gallegos; pertenecientes a las tropas federales de irregulares pelearon en la Batalla de Ojinaga al lado de las fuerzas federales del general Salvador Mercado.

Las mujeres combatientes y con mando de tropa eran más comunes entre los zapatistas. Maria de la Luz Espinoza Barrera fue una mujer considerada extraordinaria jinete, nombrada por Zapata teniente coronel.

El general en jefe del Ejército de la División del Norte, Francisco Villa, no permitía que las mujeres se unieran a las batallas, prefería que solo lo hicieran durante la noche. Villa recorría el frente para correr a las mujeres, quienes regresaban a ocupar sus posiciones al marcharse este.

La coronela María Quinteras de Meras fue una de las pocas, sino la única, mujer en ganarse el respeto de Villa en el campo de batalla, participó en 10 combates desde 1910 hasta 1913.

El periódico Pasó Morning se refería a ella en 1914:

«Dispara y laza tan bién como cualquier hombre del ejército de Villa. Usa un traje caqui y sombrero Stetson de ala ancha. En sus hombros lleva tres carrilleras y un rifle Mauser. La coronela ha dirigido muchos ataques desesperados y sus seguidores han llegado a creer que esta dotada de algún poder sobrenaturalc«.

Por Jorge Cabrera Vargas.