De la Revolución Mexicana al Socialismo: Cuca García y el despertar político en Michoacán

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En la primavera de 1917, en el contexto de una Revolución Mexicana aún en curso y profundamente marcada por las divisiones ideológicas, el michoacano Isaac Arriaga fundó el Partido Socialista Michoacano. Este partido se convirtió rápidamente en un punto de convergencia para diversos actores de la vida política regional que compartían una larga trayectoria de militancia en corrientes como el magonismo, el anarcosindicalismo, el socialismo y el racionalismo laico. Muchos de ellos habían participado activamente desde los primeros años del levantamiento revolucionario, y encontraron en esta nueva organización un espacio para articular sus propuestas en un México que transitaba hacia un nuevo orden constitucional.

La fundación del partido no solo reunió a veteranos de las luchas sociales y obreras, sino también a intelectuales, jóvenes líderes estudiantiles, trabajadores urbanos y campesinos. Este movimiento fue especialmente influenciado por los vientos ideológicos que soplaban desde Europa: la Revolución Rusa de 1917 encendió la imaginación de los sectores de izquierda en todo el mundo, y Michoacán no fue la excepción. En este escenario de efervescencia política y búsqueda de justicia social, surgieron figuras fundamentales que marcarían el rumbo del pensamiento progresista en México.

Entre ellas destaca María del Refugio “Cuca” García, una de las mujeres más emblemáticas de la historia política del país. Militante comunista, pensadora y activista incansable, Cuca García es considerada una pionera del feminismo socialista en México. Su participación política fue tanto local como nacional, y se distinguió por su firme compromiso con los derechos de las mujeres y las clases trabajadoras.

En 1935, en plena etapa posrevolucionaria, Cuca García lideró la creación del Frente Único Pro Derechos de la Mujer, una organización histórica integrada por mujeres de distintas ideologías—comunistas, socialistas, liberales, cardenistas—que encontraron un objetivo común: la conquista de la ciudadanía plena para las mujeres mexicanas. El Frente luchó por el sufragio femenino, el acceso a la educación, la participación política, el derecho al trabajo digno y a condiciones laborales justas. Este esfuerzo colectivo sentó las bases para los avances legislativos que llegarían décadas después.

El legado de estas mujeres, y en particular de figuras como Cuca García, trasciende su tiempo. Fueron parte de una generación que, inspirada tanto por la Revolución Mexicana como por los procesos revolucionarios globales, creyó en la posibilidad de un país más justo, igualitario y democrático.

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