Francisco Murguía: del verdugo villista al traicionado de la Revolución
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1 de noviembre de 1922, fue fusilado en Tepehuanes, Durango, el general Francisco Murguía, conocido durante la Revolución Mexicana como “Pancho Reatas” o “Francisco Mecate” por su brutal costumbre de ahorcar a los villistas capturados.
Murguía nació en Villa de Coss, Zacatecas, en 1873. De origen humilde, fue fotógrafo en Coahuila antes de unirse a la causa revolucionaria. Sin embargo, su paso por la historia quedó marcado más por su violencia despiadada y su lealtad ciega a Venustiano Carranza que por méritos militares reales.
Tras la caída del carrancismo y el ascenso de Álvaro Obregón, Murguía quedó aislado. Intentó levantarse en armas en 1922, creyendo poder repetir la hazaña de Villa. Pero su cálculo fue erróneo: nadie lo siguió, sus hombres desertaron y terminó huyendo por Chihuahua hasta ser capturado y sometido a un juicio sumario.

Fue acusado de rebelión, sedición y corrupción, señalado por haberse enriquecido mientras decía luchar por la patria. El propio ministerio público lo resumió con dureza:
“No fue al campo de lucha con un fin patriótico, sino que hizo de la rebelión un negocio lucrativo.”
El 1 de noviembre de 1922, fue fusilado a los 49 años. En una ironía final, el pelotón primero le rindió honores por su rango… y con las mismas armas lo ejecutó.
A mas de cien años de su muerte, Murguía representa una de las caras más oscuras y contradictorias de la Revolución Mexicana: la de los hombres que confundieron la lealtad con el fanatismo, y el patriotismo con la sed de poder.
Por PanchoVillaMx