Los zapatistas vuelan un convoy carrancista

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1-abril-1915. Los zapatistas vuelan un convoy carrancista
Durante los primeros meses del año, los zapatistas atacaron estaciones de ferrocarril y volaron los trenes constitucionalistas en su intento por cortar las comunicaciones entre Puebla y Veracruz, así como entre Puebla y el Distrito Federal.
Las fuerzas de los hermanos Arenas, Domingo y Cirilo, así como las del general Porfirio Bonilla combatieron de manera constante a los constitucionalistas en las zonas de los volcanes, incluso se aventuraron en los estados de Hidalgo y Veracruz. Como parte de esta campaña militar, The Mexican Herald informó de la voladura de un tren que transportaba fuerzas carrancistas, comestibles y bagaje militar entre Apizaco y Múñoz en el estado de Tlaxcala por la Brigada Bonilla:
Llegaron a esta capital varios prisioneros constitucionalistas
Un tren militar de los constitucionalistas, que el sábado de la semana próxima pasada salió de Ometusco, en la línea del Ferrocarril Mexicano, con dirección al puerto de Veracruz fue volado por las fuerzas convericionalistas, mandadas por el general Porfirio Bonilla, entre las estaciones de Múñoz y Apizaco, según nos lo refieren algunos jefes de las fuerzas del referido General Bonilla, que llegaron ayer a esta ciudad, trayendo a los constitucionalistas hechos prisioneros en el encuentro que se libró después de la voladura del tren.
El general Bonilla, que también arribó a la metrópoli ayer en la mañana, nos manifestó que desde hace más de una semana sus tropas se encuentran en las cercanías de Apizaco, hostilizando a los constitucionalistas que operan en aquella región.
Las fuerzas del General Bonilla han logrado hacer a los enemigos que se replieguen hasta Apizaco, dejando libre el territorio comprendido entre las estaciones de Ometusco y Muñoz. El tráfico ferrocarrilero entre Ometusco-Apizaco ha quedado, por lo pronto, interrumpido.
Según relatan los jefes y oficiales de Ia columna del general Bonilla que están en la capital, la voladura del tren militar a que hacemos referencia, ocurrió a las tres de la madrugada del jueves próximo pasado (27 de febrero).
Las tropas convencionistas que oportunamente habían tenido conocimiento de la salida del tren militar de Ometusco, se posesionaron de unas lomas que están a ambos lados de la vía, poco después de la estación de Múñoz. La vía fue minada en este mismo lugar.
Al pasar el convoy por donde estaba la mina, ésta explotó, haciendo que la locomotora, así como el carro ténder, se volcaran. Los constitucionalistas que viajaban en el tren volado, que pertenecían a uno de los cuerpos de la brigada «Supremos Poderes”, inmediatamente tomaron posiciones para resistir el ataque de los convencionistas.
Las tropas de la Convención desde sus parapetos empezaron a lanzar una verdadera lluvia de proyectiles sobre los enemigos. Por algún tiempo la pelea estuvo indecisa. Debido a la obscuridad que reinaba, ni uno ni otro de los combatientes podían darse cuenta de sus respectivas posiciones. Cuando principió a amanecer, las fuerzas del general Bonilla localizaron a los enemigos, batiéndolos rudamente.
Los constitucionalistas no pudieron entonces resistir por largo tiempo, intentando escapar en dirección de Apizaco. Los hombres del general Bonilla cargaron sobre ellos, capturando a los que no habían sido muertos o heridos en el encuentro. Terminado el encuentro, los soldados del general Bonilla procedieron a recoger lo que los constitucionalistas llevaban en el convoy. Este era un tren en que los simpatizadores de don Venustiano Carranza enviaban a Veracruz una considerable cantidad de maíz, frijol, papas y otros comestibles.
También iban allí armas y pertrechos de guerra. Todo ésto cayó en poder de las tropas de la Convención. Los convencionistas trataron de salvar el material rodante del tren volado, pero en vista de la escasez de elementos para lograrlo abandonaron esta empresa. La locomotora y los primeros carros quedaron volcados sobre la vía, en tanto que muchos otros de los que seguían descarrilaron.
Después de dejar suficientes tropas en las cercanías de Múñoz, Ometusco y Otumba, el General Bonilla con parte de sus fuerzas, emprendió el viaje a esta capital, trayendo consigo a los prisioneros, para entregarlos a las autoridades. Los constitucionalistas capturados son: Capitán Antonio González, de la brigada «Supremos Poderes”, mandada por el General Urquizo; Mariano Guzmán, Plácido B. Castillo, Sebastián Gómez, Angel Montiel, Refugio Olguín, Diego García, Francisco Rodríguez, Emiliano Robelo, Guillermo Pérez y Tomás Hernández.
También se encuentran entre los prisioneros, los señores Francisco Alfaro, José Mendívil, Guillermo Blumenkron y Ernesto Frazo, personas muy conocidas en la ciudad de Puebla, y que dicen que viajaban en el tren militar por tener precisa necesidad de regresar a Puebla.
Los prisioneros al llegar a ésta, fueron conducidos al Palacio Nacional, y entregados a la Comandancia Militar, para que ésta los consigne a las autoridades militares respectivas. Al ser entrevistados por un reportero de este periódico, todos los prisioneros estuvieron acordes en que el Teniente Francisco Delgado, de las fuerzas del General Bonilla y los otros soldados que los condujeron, los trataron con las consideraciones debidas y procuraron aliviar su situación en cuanto fue posible.
El Capitán González dijo que ignoraba dónde se encontraba el General Álvaro Obregón y sus fuerzas, añadiendo que el fue enviado de Veracruz para escoltar el tren militar, en que los constitucionalistas trataban de llevar las provisiones recolectadas en las cercanías de Ometusco al puerto jarocho. Tanto los oficiales de las fuerzas del General Bonilla, como los prisioneros carrancistás, afirman que entre Apizaco y esta capital, no se encuentran tropas enemigas de la Convención.
Las que estaban en Ometusco, abandonaron este lugar para unirse al General Obregón y seguirlo al lugar donde se dirige este jefe. El General Bonilla vino a esta a conferenciar con las autoridades militares, sobre asuntos referentes a las operaciones que se desarrollarán en la región comprendida entre Apizaco y Puebla. El jefe mencionado regresará próximamente a hacerse cargo de sus tropas y activar la campaña contra los simpatizadores del General Venustiano Carranza.
Porfirio Bonilla nació en Altzayanca, Tlaxcala en 1864. Fue obrero en la fábrica textil «La Estrella» de Santa Ana Chiautempan. En 1906 fue vocal en la mesa directiva de la sociedad mutualista “Unión y Trabajo”, que se estableció en septiembre de ese año. También participó desde el movimiento obrero en la campaña política de 1910 en contra de la dictadura porfirista. Porfirio Bonilla fue un ferviente admirador de don Francisco I. Madero, pero criticó la tibieza de sus medidas de gobierno, así como las de Antonio Hidalgo en la gobernatura de Tlaxcala, quien toleraba la influencia política de la Liga de Agricultores, organización de los latifundistas de la entidad.
Ante la insatisfacción de los revolucionarios tlaxcaltecas por el incumplimiento de los postulados del Plan de San Luis y la presión de los campesinos para que se fraccionaran las haciendas, Porfirio Bonilla junto a Carlos Ledezma, Rafael Espinoza, Juan Andrew Almazán y Domingo Arenas, entre otros, fundaron la Junta Revolucionaria de Puebla y Tlaxcala, presidida por Antonio F. Zebada. Esta organización mantuvo contacto con el general Emiliano Zapata.
Durante la usurpación de Victoriano Huerta, Porfirio Bonilla y sus correligionarios se levantaron en armas en La Malintzin, en apoyo al Plan de Guadalupe. En 1914 se adhirió al gobierno de la Convención Soberana de Aguascalientes. Como general convencionista se enfrentó en numerosos combates a las fuerzas carrancistas del general Francisco Coss en Puebla y Tlaxcala.

Via INEHRM
Por PanchoVillaMx