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Por Jorge Cabrera Vargas

Las mujeres han participado en las luchas por la libertad y la justicia desde hace mucho tiempo, algunas empuñando las armas y otras protestando con sus escritos en contra de los tiranos y malos gobiernos.


La escritura Laureana Wright González fundó y dirigió la primera revista femenina Violetas de Anáhuac, hacía 1884, dónde protestaba por la igualdad entre ambos sexos y pedía el sufragio para la mujer.


Las protestas se acrecentaron durante la dictadura de Porfirio Díaz, las mujeres no se detenían para escribir en contra del dictador y sus constantes abusos.


Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, a través de la revista Vespa defendía a los obreros y acusaba al gobierno de Díaz por las represiones contra ellos. Guadalupe Rojo, directora del periódico Juan Panadero; Emilia Enríquez de Rivera en El Hogar y Julia Sánchez en el Látigo Justiciero, lanzaban críticas a la oligarquía.


También las obreras sobresalieron en la defensa de sus derechos. En 1907 cuando los trabajadores de la fabrica de Rio Blanco en Veracruz se disponían a reanudar sus labores después de una huelga fallida, mujeres como Isabel Díaz de Pensamiento, Anselma Sierra, Carmen Cruz, Margarita y Guadalupe Martinez y Lucrecia Toris, decidieron impedirlo, la última enfrentando a los soldados con una bandera recibiendo una lluvia de balas como respuesta.


Las soldaderas, durante la Revolución mexicana apoyaron a los hombres en todas las labores, desde preparar los alimentos, curar a los heridos, repartir municiones hasta participar en las batallas.

Se tiene constancia de la participación de unas dos mil mujeres en las filas revolucionarias, algunas sobresalieron dirigiendo batallones de soldados y guerrilleros.


Otras mujeres actuaron como agentes secretos, entregando mensajes a los altos mandos; muchas más fueron enfermeras voluntarias, quienes perdieron la vida junto a las enfermeras militares durante los bombardeos.

La lucha por los derechos de la mujer se vió representada por las precursoras del feminismo, las socialistas de Yucatán y aquellas quienes pelearon por sus derechos políticos de votar y ser votadas.


Desde el primer momento del golpe de Estado fraguado por Victoriano Huerta, las mujeres levantaron la voz. Julia Nava y Gregoria Reyes entre otras, propagaron panfletos en contra de Huerta, Julia fue aprehendida por escribir un manifiesto antihuertista.


Las mujeres revolucionarias fueron fieles a sus ideales, voluntaria e involuntariamente, aquellas quienes siguieron a sus maridos e hijos en las filas rebeldes y las que estuvieron al lado de los batallones federales.


María Guadalupe Moreno, Adelaida Mann y Virginia Negrete Herrera, estuvieron de lado de Francisco Madero, posteriormente se unieron a Venustiano Carranza realizando tarea de propaganda a favor del constitucionalismo.


Rosaura Bustamante fue detenida y puesta presa en Veracruz en 1914 por enviar un grupo de juchitecos al gobernador de Oaxaca, Miguel Bolaños Cacho, para formar un batallón a favor de Carranza.


Dentro de las mujeres combatientes, en los diferentes bandos, se encuentran Magdalena Alcántara, quien combatió en Durango, al lado de Domingo Arrieta.


Juana Castro Vázquez participo en la revolución como soldado de caballería del Ejército Libertador del Sur bajo las órdenes del coronel Efrén Román Aranda.


Josefina Cano de Silva, nació Morelia, Michoacán el 15 de enero de 1900, ingreso a la revolución el 8 de abril de 1913 en las filas del general Francisco Mendoza Palma.


Encarnación Mares cabalgó al lado de su marido en el 10o regimiento de caballería constitucionalista del general Jesús Carranza.
María del Refugio Salado Santoyo, combatió a los villistas en las batallas de Celaya en las filas de la brigada Regional de Coahuila, fue nombrada capitán primero por meritos en campaña.


Rosaura Zapata Cano, Ana Esperanza Romero Zetina, Dionisia Villarino Espinoza y Carolina Lima Vázquez realizaron tareas de enlace y correo; además, participaron como combatientes.


Entre los villistas también hubo mujeres, durante la batalla de Ojinaga Mariana Gómez Gutiérrez combatió en una brigada de caballería a la que dirigió cuando comenzaban a desmoralizarse, logrando el triunfo gracias a su valentía. El general Francisco Villa la nombró pagadora de las fuerzas que comandaba.


María Villaseñor participo en la División del Norte obteniendo el grado de coronel.

Así como a ellas y las mujeres anónimas, quienes con su valentía, actuando en todos los frentes desde los días de la dictadura porfirista, protestando, tomando las armas y defendiendo sus derechos, la Revolución les esta haciendo justicia con el nombramiento de la primera mujer presidente de México y comandante supremo de las fuerzas armadas, la doctora Claudia Sheinbaum.

Por PanchoVillaMx