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Por Jorge Cabrera Vargas


Martín Luis Guzmán en el cuento la fiesta de las balas relata la manera en que Rodolfo Fierro acabó el sólo con la vida de 300 prisioneros Colorados. Con la promesa de que cada hombre que lograra saltar la barda del corral donde se encontraban prisioneros sería libre, Fierro se dedicó a disparar contra los hombres uno por uno hasta acabar con los 300.


La imaginación de Martín Luis hace creer que esta historia es verdad, la realidad es otra.
Los hechos sucedieron durante la batalla de Torreón que dio inició el 29 de septiembre de 1913.

El ejército federal no soportó el ataque de la recién formada División del Norte y se desbandó, todos los soldados corrieron para salvar su vida, algunos hombres se refugiaron en Lerdo y otros más en el poblado de Avilés.

Cayeron 500 prisioneros en manos de los villistas, de estos, 167 hombres formaban parte de los Colorados de Emilio Campa.
Los capturados fueron divididos en dos grupos, uno a cargo del capitán Fernando Murgia y otro bajo la vigilancia del capitán Nicolás Fernández.


A los Colorados se les fusilaba en el acto, por la ley del 25 de enero de 1862, decretada por Juárez y reactivada por Carranza.


El mayor Fierro y Pablo Sáenz comenzaron a disparar contra el grupo de federales, el número de ellos era de 233, que se acerca a la cifra citada por Guzmán en su relato, la orden de fusilamiento fue mostrada por escrito a Nicolás Fernández, no pudiendo hacer nada para detener la masacre.


La contra orden llegó cuando Juan N. Medina intercedió por ellos, convenciendo a Villa de la utilidad de los federales para reforzar a las tropas, de este modo, Medina, evitò la muerte de muchos hombres, lo que sin duda daría veracidad al cuento de Martín Luis Guzmán.

Por PanchoVillaMx