“El Pueblo”, vocero carrancista, clama guerra para exterminar a villistas
17 de diciembre de 1914. El medio vocero del carrancismo “El Pueblo”, editado en Veracruz, publicó hoy un editorial en respuesta a otro publicado por “El Monitor”, al cual calificó de “villista”, titulado “Concordia” donde se describe un clima de camaradería y concordia entre villistas y zapatistas en la ciudad de México.
En su tradicional enfoque de odios y prejuicios, los diaristas forzaban las comparaciones con ironía para mostrar la superioridad de miras y de alcance del constitucionalismo, sobre la barbarie de bandidos e ignorantes:
“El Monitor,” diario villista de la metrópoli, inicia su serie de editoriales con uno intitulado: “Concordia.” Todas las facciones que llegan al poder por golpes de Estado, por la simple fuerza militar, por cuartelazos o asonadas, lanzan al día siguiente un llamamiento general a la “concordia.”
La creencia de que ocupar el Palacio Nacional es gobernar a la República, ha hecho que cualquiera que sea la forma en que se llegue al salón amarillo, o al alcázar de Chapultepec, se suponga que está la Nación sujeta a las determinaciones que allí se adopten o decreten.
“Y aunque la historia nacional nos demuestra hasta la evidencia que los acuerdos de la capital no tienen resonancia alguna en la República, los ingenuos olvidan que nuestros movimientos sociales siempre se han realizado de la periferia al centro y nunca a la inversa. Pero el objeto del presente artículo es comparar la actitud del villismo, que con sólo la ocupación de la ciudad de México, enarbola ya la bandera de “concordia” y el procedimiento de los constitucionalistas, cuyo Primer Jefe, iza el estandarte de la Revolución.
“Huerta ofreció en febrero, amnistía, amistad, abrió los brazos y dijo por encima del cadáver todavía tibio de Madero: “¡mexicanos, concordia!” Que un Presidente legítimo ha sido traicionado y depuesto, que dos hombres públicos, el Presidente y el Vicepresidente han sido asesinados, que la Patria se cubre de horror y vergüenza, no importa: “Mexicanos, concordia.”
Los villistas anuncian desde su más importante rotativo, que quieren la concordia de los mexicanos: la ley agraria es para sembrar divisiones, pues aplacemos la ley agraria; que la restitución de los ejidos contraría a los hacendados haciendo divisiones entre los mexicanos, pues nada de restitución de ejidos; que una ley de accidentes del trabajo creará dificultades entre los intereses del proletariado y los patrones, pues nada de ley de accidentes; nada de salario mínimo, nada de limitación de horas de trabajo, hay que mantener unida a la familia mexicana y, como para poder reformar los códigos civiles, penales y de comercio, sería preciso disgustar a la familia mexicana, nada de reformas a los códigos, es necesario no crear divisiones entre los mexicanos: ¡señores, concordia; aquí, no ha pasado nada!.
“Ya en el Palacio Nacional, lo primero y más urgente es izar la bandera blanca: “Paz y Concordia”; después, también, darle un banquete al cuerpo diplomático europeo, ese cuerpo diplomático vigilante de los intereses creados, austero conservador de la propiedad y que, hombres de legalidad, aceptaron por tal la que surgía empapada en la sangre de Madero, sólo porque ocupaba el Palacio Nacional; hombres de legalidad, acepta por tal la de Eulalio Gutiérrez, aunque la presión, la farsa y la intriga de Aguascalientes haya sido ya desenmascarada por el mismo ciudadano que presidió la Convención, el general Antonio I. Villareal.
“Los villistas definen su actitud, quieren concordia; el C. Primer Jefe, quiere Revolución. En septiembre de 1912, decía en la Cámara Luis Cabrera, frases que siguen siendo de actualidad, son estas: “¡Concordia! Si no la hemos conocido, si no es tiempo todavía de conocerla, porque todavía no concluye la obra de renovación; porque no es prácticamente posible que se inicie la organización, en funcionamiento automático, de las instituciones; porque no es tiempo aún de estrecharse las manos mientras no estén cumplidas las promesas formuladas por la Revolución.”.
“Lo que se necesita es la guerra, la formidable campaña de legislación que conmueva hondamente a la República, que ataque valiente y audazmente los viejos prejuicios, los arraigados males y cicatrice con el cauterio implacable, las llagas pestilentes que corroen a nuestra Patria.
Mientras los villistas ofrecen estrechar la mano de todos, toca a los verdaderos revolucionarios, aceptar abiertamente la responsabilidad de luchar con energía, hasta vencer los obstáculos que se opongan al mejoramiento de los mexicanos y a la satisfacción de las necesidades económicas sociales y políticas del país. Allá, la concordia; aquí, la revolución”.
El Pueblo participó activamente en la “guerra propagandística” de los diarios constitucionalistas contra el gobierno de la Convención Revolucionaria. Los argumentos esgrimidos pretendieron señalar continuidades entre los huertistas y convencionistas, de allí los señalamientos de “traidores” y “reaccionarios”, mientras los carrancistas se erigían como los “auténticos revolucionarios”.
Con esto se buscó desprestigiar a los ejércitos populares para garantizar el apoyo al gobierno de Venustiano Carranza.
INEHRM
Por PanchoVillaMx