Plaza de Santo Domingo
Plaza de Santo Domingo .
El Portal de Santo Domingo ocupa la totalidad del lado oeste al norte de Belisario Domínguez tiene el nombre técnico de “Plaza 23 de Mayo”. Muchos residentes de la Ciudad de México te dirán que no hay nada tan característico de Santo Domingo como sus Portales.
Desde inicios del siglo XIX el edificio también se conoce como “el Portal de los Evangelistas”. Esta es una referencia a los escribas, tipógrafos e impresores que se mudaron por esa época aunque el edificio es un poco más antiguo.
Originalmente pensada como vivienda para la comunidad extendida de Santo Domingo, fue diseñada y construida por los arquitectos Diego Pedraza y Juan Jaramillo en el siglo XVII.
Los edificios de República de Cuba 94 y 96, originalmente una sola casa, tienen la fecha “1685” grabada en uno de los arcos de piedra. Entonces se les conocía como los Portales de la Natividad y el Antiguo Coliseo. El edificio fue prácticamente reconstruido en el siglo XVIII.
Después de la Independencia de México, la necesidad de escritores de cartas con una población mayoritariamente analfabeta creció exponencialmente y quienes fungían como escribanos a menudo trabajaban plumas y frascos de tinta, para que posteriormente aparecieran las máquinas de escribir y varios métodos de impresión.
El apodo de “evangelista” adquirió un significado paradójico cuando, durante un tiempo, algunos de los vendedores sólo llegaban a fin de mes traficando documentos falsificados.
Cuenta la leyenda que Fidel Castro compró aquí un pasaporte falso en los años cincuenta. Esto le permitió cruzar fronteras y planear la Revolución Cubana, pero lo más probable es que se trate sólo de una leyenda…
La Ciudad de México restauró el edificio en 1968, eliminando muchas de las alteraciones que se habían realizado en los aproximadamente 300 años de vida del edificio. Hoy en día sigue siendo un importante centro de impresión de invitaciones, tesis académicas y ciertos tipos de certificados oficiales.
No debe olvidarse que el Portal de Santo Domingo también ha albergado algunos de los “puestitos” más antiguos en la Ciudad. Antes de nuestra era de puestos callejeros hechos de lonas plásticas y tubos de metal, varios se ganaban la vida en un diminuto puesto de madera.
Muchos de ellos todavía están ahí, con algunos otros esparcidos al norte de la Plaza, a la sombra de la iglesia al lado de Leandro Valle. Son los resabios maravillosos de un mundo que vale la pena explorar*.
Por PanchoVillaMx