Masacre de 200 civiles incluyendo niños por carrancistas en Villa Milpa Alta
La matanza de los 200 en Chapitel.
La historia registra que hasta 1916 Milpa Alta era campamento revolucionario zapatista en la segunda etapa de la Revolución Mexicana. Por ese motivo, la insurgencia suscitó la presencia del Ejército Constitucionalista, dirigido en ese entonces por el Coronel Pedro Almada y el General Amaro Domínguez, quienes respondían al mando de Venustiano Carranza.
Las acciones militares iniciaron el 14 de octubre de 1916. Las tropas federales partieron a las ocho de la noche de Xochimilco y tres horas más tarde, a las 23.00 horas, arribaron al Teuhtli, donde permanecieron hasta emprender la ofensiva contra Santa Ana Tlacotenco, el 16 de octubre.
La estrategia del Ejército Constitucionalista cubría el flanco izquierdo y central, descuidando el flanco derecho. Ese error fue aprovechado por los zapatistas para emprender la huida.
Sin embrago, la huida de los rebeldes zapatistas no garantizó la seguridad del pueblo de Milpa Alta, que fue capturado por los constitucionalistas y llevado al Chapitel para ser fusilados. Otras personas fueron sacadas por la fuerza de sus hogares y corrieron la misma suerte.
Durante la ceremonia, se recordó que don Antonio Bermejo, oriundo del Barrio Santa Martha, a la edad de trece años atestiguó, junto con su madre dicha matanza, desde el atrio de la Iglesia de la Asunción.
Así resumió el hecho: fue una “matazón bárbara”. Y describió: “… Amaro mandó a las tropas a buscar a las casas de todo el pueblo a los hombres…. los fusilaron a todos con una ametralladora”.
La escena se desarrolló “a media calzada por la entrada de la iglesia; más o menos como a unos quince metros hicieron una fosa grande, ancha. Cuando se calmaron los tiroteos, las mujeres que estaban en distintos lugares se armaron de valor. Vamos a ver, dijeron, y regresaron llorando”, detalló.
Prosiguió su relato. “Entre seis mujeres traían a un difunto en un costal, lo ponían al borde de la fosa, pues no se usaban sacos como ahora; era un triángulo que llamaban quesquémil y nomás la pura cara les tapaban. Otras más, con su mandil sucio y roto nada mas la cara les tapaban…”
Otro testimonio recabado fue el de Luz Jiménez, una mujer milpaltense que en ese entonces tenía 19 años de edad. Sus palabras dan una aproximación del número de personas asesinadas. “Nomás faltaron cinco hombres para ser los doscientos”, aseguró.
En tanto, el parte oficial de las fuerzas carrancistas contabilizó 110 prisioneros, de los cuales 46 fueron fusilados, por la portación de armas de fuego.
Luz Jiménez, quien perdió a su padre y tíos en la masacre, así recuerda los hechos: “.. sacaron los carrancistas a los hombres de sus casas, a los niños de quince años, a los de doce y trece años, a los viejos y jovencitos, a los hombres fuertes, y los mataron a todos ellos en el atrio de la iglesia”.
La ejecución ocurrió aproximadamente a “las seis de la mañana. Solo una descarga echó la ametralladora. Aasí los mataron”, recordó.
Los cadáveres “estuvieron tirados todo un día y una noche, todas las mujeres no sabíamos nada, nos quedamos encerradas en la casa. Pero con los azadones y los machetes de los hombres, todas las mujeres y muchachas de Milpa Alta rascaron las fosas en el atrio de la iglesia para enterrar a sus maridos, padres, hijos. Eran tantos los hombres que habían matado, que echaron como de a ocho o diez muertos en cada fosa y los taparon con tierra”.
En la parte final de la reseña histórica, se mencionó que posterior a la matanza de Chapitel vino el éxodo, una obligada migración de familias milpaltenses a Xochimilco, a la Ciudad de México, a distintos municipios de los estados de México y Morelos.
Años después, la tierra de Milpa Alta vio regresar a sus hijos, “constatando del arduo esfuerzo que significó reiniciar sus vidas en Malacachtepec Momoxco (que se traduce como lugar rodeado de cerros donde hay túmulos funerarios).
Por La Gloria.
Por PanchoVillaMx