En enero de 1911, Francisco Villa entró a Parral disfrazado de carbonero junto con Encarnación Martínez y Albino Frías, con la finalidad de hacer un recuento del número de federales que resguardaban la plaza. Al salir de Parral el día 13 resultaron sospechoso para alguien y fueron delatados.

Por la noche se refugiaron en un rancho de su amigo Juan Ramírez, a medianoche, Encarnaciòn habìa salido a dar de comer a los caballos, Villa escuchó pasos en el patio, las viejas costumbres de su vida bandida lo mantenían alerta.

En ese momento un federal entraba a la habitaciòn, Villa lo recibio con un tiro, lo que provocó que los más de treinta federales tirotearán la casa. Villa cuenta que mientras estaban tirados en el piso las balas pasaban muy cerca de sus cabezas, fue en ese momento cuando le dijo a Albino:

¿Estás listo para morir?


Villa y Albino se pararon junto a la puerta y salieron echando tiros, corrieron en medio de la oscuridad perdiéndose en el monte.


«Me fui a enterrar en medio de unos arbustos, ahí me quedé silencito, mientras los federales me buscaban. Recibí una bala en el vientre que paso limpia y otra en el tórax que sangraba mucho, pero la libre».

Al día siguiente buscó a su gente, ya no estaban en el campamento, Albino lo dio por muerto y dispersó a los hombres.

Villa se dedicó a juntar gente de nuevo, en febrero contaba ya con 300 hombres, con lo que continuó la lucha contra los federales por los rumbos de San Andrés.