Templo de San. Francisco en donde se depositan, velan y sepultan los restos de Hidalgo
Por Jesús Herrera Alonso.
El templo de San Francisco de la ciudad de Chihuahua, no siempre tuvo ni el mismo nombre, ni la misma vocación, ya que se ha transformado según lo ha hecho la misma ciudad.
Para comenzar, en 1715 fray Miguel Najar solicita unos solares al gobernador de la Nueva Vizcaya, para construir un templo para la orden de los franciscanos. Fue hasta 1721 que se comenzó a construir el templo.
Sin embargo, este nació con la advocación a San José ¿Por qué?, bueno pues en aquel entonces Chihuahua era en realidad San Francisco de Cuéllar y su advocación era para el templo más importante, en este caso la catedral de Chihuahua.
En 1738 hicieron la capilla anexa, que fue dedicada a San Antonio, terminando el tiempo en 1741 ya con todo y la torre que hoy luce.
Hoy día conocemos este templo como San Francisco, ya que, en 1891 cuando la catedral se elevó a diócesis, fue en este tiempo en que se cambia la advocación al templo que hasta entonces se conocía como San José a San Francisco de Asis.
Enseguida del templo existía un lugar que funcionaba a la vez como hospicio y como escuela para niños y se le conoce como convento a partir del siglo XVIII. Pero después emitidas las Leyes de Reforma se comenzaron a fragmentar todos los terrenos y solo quedó el templo y la puerta localizada a la izquierda de la fachada, la entrada del antiguo hospicio.
En este templo en 1811 velaron al padre de la patria Miguel Hidalgo y su cuerpo permaneció sepultado ahí hasta su exhumación en 1823. El templo contó con un bellísimo retablo de madera, el cual se cambió por uno de cantera en 1915. Y hoy día, a 279 años, es un icono del centro de la ciudad de Chihuahua. A la fecha tiene dos retablos a los lados de la nave de hermosa manufactura.
Templo de Sn. Francisco en donde se depositan, velan y sepultan los restos de Hidalgo.
La Iglesia de San Francisco, templo colonial que data de 1715, en su interior se hallan dos soberbios retablos del siglo XVIII. En 1811 el cadáver decapitado del padre Miguel Hidalgo, fue enterrado dentro del templo.
Para el año de 1823, al concretarse el triunfo de las fuerzas emancipadoras, sus restos fueron trasladados al Ángel de la Independencia, en la Ciudad de México.
Fuente INAH.
Por PanchoVillaMx