A fines del siglo XIX y aún a inicios del XX era común entre la clase media el uso de este tipo de recursos para el cortejo.

Las reglas de urbanidad y buenas maneras hacían que fuera reprobable y descortés acercarse sin consentimiento a una joven, para las mujeres tomar la iniciativa estaba más allá de todo cuestionamiento.

Era común también en círculos privilegiados el uso de manuales donde se daban ejemplos de cómo solicitar una entrevista:


“Señorita: si el vivo sentimiento que ha podido usted adivinar en mis miradas no le es enteramente desagradable, y si no es una ilusión de mis sentidos la dulce simpatía que he creído inspirar en usted, dígnese a concederme un momento para hablarle”

(Manual de retórica epistolar, sXIX)

Por PanchoVillaMx