Eran como las 8 de la mañana cuando una vecina tocó la puerta de la casa para avisarnos que había fallecido la mamá de Lucita Villa (como todos le llamabamos) ; salimos de inmediato a la Quinta Luz frente a nuestra casa para acompañarla y ver en qué podíamos ayudar ya que éramos los vecinos más allegados a ella; yo tendría como 9 años y al ver a aquel cuerpo inmóvil (yo nunca había visto un difunto) de una anciana de piel arrugada pálida tendida en su cama y gente llorando a su alrededor, fue para mi impactante y la imagen se me quedó grabada para siempre.

Ese fue uno de los muchos momentos memorables que en el curso de casi 30 años nos tocó vivir como vecinos de doña Luz Corral de Villa frente a la histórica Quinta Luz. Nuestro trato con ella fue casi familiar; años antes, teniendo yo cerca de 4 años cuando ella no tenía turistas que atender atravesaba la calle a medio día cuando mi mamá estaba haciendo las tortillas, agarraba una, le ponía sal y se pasaba buen rato platicando con mi mamá y yo corría a esconderme bajo la cama porque cuando me veía me perseguía para apapacharme y en su brusquedad me apretaba los cachetes hasta dejarmelos rojos, eso después de jalarme de los pies para sacarme de mi escondite. Era sumamente cariñosa para con los niños, basta recordar que en una ocasión su esposo Francisco Villa le mandó muchos niños indigentes desde la ciudad de México para que les atendiera con alimentos y procurara estudios escolares; ella tenía que movilizarse a como diera lugar para seguir las instrucciones de Villa y lo lograba, recursos y ayuda no le faltaban.

Con cierta frecuencia la visitaban algunos de los hijos del general, tuve la suerte de tratar a uno de ellos, Samuel Villa Reyes con quien entable una larga amistad y recuerdo que tenía una inteligencia privilegiada que atribuía a herencia de su padre; en crónica que escribi en año anterior comenté interesantes anécdotas que viví con él.

Y en 30 años cuántas vivencias me tocó pasar en la cercanía de tan histórico personaje que fue doña Luz Corral de Villa y que me hace sentir muy afortunado y a la vez obligado a compartirlas cuando aún puedo hacerlo.

Por PanchoVillaMx