Hoy recordamos a Carlos Pellicer, poeta y musicólogo, fallecido en Ciudad de México en 1977.

Además de sus brillantes obras, dejó un impacto duradero como fundador de varios museos, incluyendo el Museo Frida Kahlo y el Museo Arqueológico de Tepoztlán. Su legado cultural perdura en la riqueza de la historia y el arte mexicano.

Poeta mexicano.

Considerado el poeta de más amplio registro y mayor intensidad de la primera mitad del siglo XX, Carlos Pellicer abrevó en la fuente de las corrientes de vanguardia y las asimiló en una obra original y consistente.

Estudió en la Escuela Nacional Preparatoria de México y, posteriormente, hizo estudios en Bogotá, Colombia. Profesor de literatura y de historia en escuelas secundarias, fue un excelente periodista y un fino y agudo crítico literario.

Como promotor cultural, fue museógrafo e impulsor de las artes plásticas, y en su faceta política ejerció la diplomacia y fue senador de la República. 

Integrante del círculo de creadores formado en torno a la revista Contemporáneos (Jaime Torres Bodet, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia,  Gilberto Owen, José Gorostiza,  Bernardo Ortiz de Montellano), a diferencia de ellos no se inclinó por una poesía metafísica, centrada en la conciencia.

Carlos Pellicer se interesó más bien en la exuberancia del paisaje natural y los elementos que lo integran (el aire, el viento, el fuego). De ahí que la crítica no considere racionalista su poesía, sino más bien un canto que celebra el mundo.

Carlos Pellicer Cámara

Destacan en su obra Colores en el mar y otros poemas (1921), la lírica amorosa de Hora de junio (1931) y el aspecto religioso de Práctica de vuelo (1937). Su manera singular de contemplar e interpretar la vida da a su verso perfiles personales, ya hable del amor humano o se eleve a cantar al amor divino.

Enemigo acérrimo del nerudismo, que consideró una plaga para América, fue uno de los escritores más populares de su país. En 1954 recibió el Premio Nacional de Literatura.

Por PanchoVillaMx