«Ha sido tema incesante de las conversaciones, en los últimos días, la suerte que está reservada a los señores Madero y Pino Suárez. En todos los corrillos se discute, en todos los círculos se comenta, en todas las imaginaciones se aventuran hipótesis sobre cuestión tan trascendental; y mientras la mayoría declara con firmeza y hasta con encono que debe procederse con gran energía —y ya sabemos lo que con esto se quiere decir—, y una minoría razonable quiere que se proceda tan sólo con justificación, todos convienen en que la libertad del señor Madero y del señor Pino Suárez traería para el país un serio peligro.


«Si los señores Madero y Pino Suárez quedan en libertad y lanzan el programa comunista —que no sería otra cosa que el Plan de San Luis, corregido y aumentado—, la revuelta volvería a encenderse y las turbas desenfrenadas volverían a gritar el himno estridente, el ¡Viva Madero! aquel con acompañamiento del ruido de latas vacías que ensordeció a los habitantes de esta capital en aquellas jornadas positivamente inolvidables.


«Afortunadamente no existe contradicción entre las exigencias políticas y las exigencias de la justicia; pues ésta quiere que se depuren responsabilidades oficiales en que haya incurrido el gobernante inepto que arruinó la Hacienda Pública, que estableció la horrenda Porra y que protegió a los Villa, los Zapata y los Hidalgo; que se defina quién fue el responsable del asesinato del general Ruiz, y de todos los procedimientos de terror empleados desde el día 9 hasta el día 19 del corriente en esta capital. Y que se defina, por último, cómo y por quién fueron muertos los señores Jiménez Riveroll e Izquierdo. Los culpables de estos atentados deben sufrir las consecuencias legales de sus actos, y la justicia debe ser con ellos severa, fría, inexorable.»

Editorial de «El Imparcial», escrito horas antes del asesinato de madero y PinoSuárez, publicado el 23 de febrero de 1913.

Por Pedro Salmeron