Los Manonitas adquieren tierras en San Antonio de los Arenales

El día 8 de marzo de 1922, cien mil hectáreas de pastizal fueron adquiridas por representantes de un pueblo emigrante y sin patria.

Poco después llegaron largos trenes por la vía del ferrocarril, se detuvieron frente a la desolada estación de San Antonio de los Arenales; Media docena de álamos y un tanque para proporcionar agua a las locomotoras y dejaron sobre esa llanura 5000 personas de alta estatura, piel blanca, cabellos rubios y vestidos oscuros.

La llegada de los menonitas, autorizada por el general Álvaro Obregon como Presidente de México, cambio totalmente y en pocos años el panorama. En torno a la Laguna de Bustillos los terrenos de agostadero se fueron convirtiendo en tierras de cultivo, y de trecho en trecho, sobre las mesetas ocupadas por campos de avena, fueron creándose pequeñas aldeas de tipo europeo, con calles rectas y casas amplias de dos pisos y techos de dos o cuatro aguas, ventiladas, limpias y rodeadas de jardín y huerto.

En el centro de estos llamados campos, San Antonio de los Arenales sufría transformaciones, y perdió de pronto su condición de pueblo desolado y triste.

Al romperse el pobre equilibrio económico por una elevada producción agrícola que nadie hubiera creído posible años antes, la región ocupo de pronto el privilegio dentro del cuadro económico estatal, y San Antonio de los Arenales, en consecuencia, sufrió una transformación definitiva.

Cambio el nombre, se vio obligado a hacerlo para no ver confundida su nacionalidad, y una vez afirmada por ese rasgo y su población urbana la mexicanidad entre ese mar de rubios, se convirtió en el centro comercial del país menonita. Si radicalmente Cuauhtémoc es un islote dentro de una zona extraña, económicamente es el eje; Cuauhtémoc es el nombre más mexicano de la nación, es la capital de ese país extranjero enclavado en Chihuahua.

Por Chihuahua Es Historia.