¿Que te ha hecho mi corazón
para que así lo maltrates?
Si lo has de herir poco a poco
mejor sera que lo mates.

Los escribanos de la Plaza Santo Domingo tomaban su pluma de ganso del tintero para caligrafiar las cartas dictadas por los clientes, en fino papel de pergamino.


En un principio estos hombres, al servicio del pueblo, se encargaban de escribir y leer las cartas que los enamorados se dirigían.
A partir de 1890 se empezó a utilizar la maquina de escribir, los escribanos se convirtieron en mecanógrafos, de vez en cuando se empleaban como secretarios improvisados de algún abogado, de compositores y aun de escritores.


Los escribanos, también conocidos como evangelistas, porque al igual que los antiguos evangelistas de la biblia, escriben lo que la gente les dicta, se niegan a desaparecer, siguen escribiendo con sus antiguas maquinas cartas de amor y desamor.


Hoy en día se encuentran unos pocos escribanos, quienes siguen prestando sus servicios al pie de los arcos de la Plaza Santo Domingo, ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad de México.


Se testigo de un pasado que se niega a sucumbir ante la modernidad, acude a los portales de Santo Domingo, busca a un escribano, ponte cómodo, dicta tu carta y deja que el escribano escriba por ti.

Vía Jorge Cabrera Vargas

Por PanchoVillaMx

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