Estos personajes fueron por varios siglos, el único medio de trasporte de mercancías; se puede considerar que los arrieros, eran de los más importantes en México. Este tipo de trabajadores era muy grande y mucho mayor que los que se dedicaban a extraer la plata (plateros), carpinteros, herreros, artesanos y otros oficios.

No cualquiera podía ser arriero, estos hombres tenían la gran fama ganada por ser muy valientes, honrados, de natural perspicacia, cuya existencia se desarrollaba sorteando peligros y amenazas de todo tipo.

Eran también quienes transmitían las buenas y malas noticias de lugares distantes.
Los arrieros en general, eran hombres inteligentes ya que conocían muy bien los caminos, el manejo de los animales de carga y debían tener un gran sentido del riesgo, mismo que les permitía enfrentar y resolver toda clase de desafíos.

Una cosa que causa admiración en los arrieros; es que la mayoría si no es que todos, eran personas analfabetas y a pesar de eso, entendian de pesas y medidas. Sabían dividir y restar lo que marcaba la romana de larga vara (tipo de báscula), pues de esta manera; hacían mejor su trabajo sin temor a equivocarse.

Eran expertos en calcular las horas mediante la sombra del sol o por la posición de las estrellas, tambien sabían de las fases de la luna así, aprovechaban la luz y lo que faltaba para el amanecer cuando brillaba el lucero de la mañana.

Importante y maravilloso oficio, pues ellos eran el transporte de carga a través de Los Caminos Reales, los cerros, montes y llanos del México del pasado.

Por cierto, la frase «Arrieros somos y en el camino andamos», ellos la utilizaban de dos formas: cuando un arriero no podía cerrar un trato a causa de otro que se le había adelantado o hecho algún tipo de triquiñuela, poniéndole en mal, robándole su venta o su trabajo. Sabios y conocedores de que los problemas y disputas no debían ser tratados en público, arreglaban sus afrentas lejos de la población, utilizando en un tono de advertencia la expresión: «Arrieros somos y en el camino andamos».

Que venía a ser un «Tú y yo, ya nos encontremos y ajustaremos cuentas». La otra se decía en el sentido de qué entre ellos, se ayudarian cuando estuvieran en alguna dificultad, así en otra ocasión, el otro haría lo propio, algo como «Hoy por ti, mañana por mi».

Por Marco Antonio Olguín Sánchez (copyright) para la página Orgullo Mexicano.

Por PanchoVillaMx