Juan Escutia y los Héroes olvidados
La historia nos cuenta que el día 13 de septiembre de 1847, un niño héroe de nombre Juan Escutia al ver perdida la batalla de Chapultepec, decidió tomar la bandera y arrojarse al vació envuelto en ella.
La verdad es que Escutia no murió por un salto ni envuelto en una bandera, cayó abatido a tiros junto con Francisco Márquez y Fernando Montes de Oca cuando intentaban replegarse hacia el jardín botánico, -la bandera mexicana fue capturada por los estadounidenses y devuelta a México hasta el sexenio de José López Portillo– no tenía la obligación de permanecer en el castillo por su condición de no cadete, y la “hazaña” de Juan Escutia fue por mucho tiempo la leyenda romántica mas socorrida.
Sin embargo, la heroica defensa del pabellón nacional no sucedió en el castillo sino días antes, el 8 de septiembre, en la sangrienta batalla del Molino del Rey y otro fue su protagonista. Miembro del batallón Mina, el capitán Margarito Zuazo fue uno de los últimos oficiales en sucumbir ante el furioso enemigo.
“Era un mocetón arrojado y le hirieron de muerte, y a chorros le corría la sangre […] viéndose perdido, coge la bandera del batallón Mina matando a los que se echaban sobre ella […] la dobla y la acurruca en su seno…”.
Con el pabellón en su poder, logró llegar al edificio principal de Molino del Rey “allí se quitó la chaqueta y la camisa –continúa Prieto – y se enredó contra su cuerpo la bandera”. La amenazante cercanía de los norteamericanos no lo amedrentó; cuando la batalla tocó la última llamada, el capitán regresó al combate.
Las bayonetas invasoras no tuvieron misericordia de su cuerpo, Zuazo se retiró moribundo pero logró salvaguardar la bandera.
Por PanchoVillaMx