Hay que ir a la Ciudad de México
Por Jorge Cabrera Vargas
La vida en México 1905-1910.
Hay que ir a la ciudad de México, ver de cerca los tranvías y los carruajes de lujo, las luminarias, las cabalgatas por los hermosos parques, las calles y edificios del París de América.
En 1910 había 15 millones de habitantes en el país, 3.5 millones se componían de burócratas y profesionistas, 500 mil se contaban entre comerciantes y hacendados; quienes se consideraban a sí mismo como «gente decente«, 11 millones vivían con salarios de 25 a 30 centavos diarios, en Yucatán había más de 100 mil esclavos.
Los caballeros, refinado producto de la cultura francesa, hablaban de Francia como lo haría un parisiense, compraban productos franceses, visitaban las joyerías, las sastrerías y las camiserías de lujo.
En las haciendas los peones son explotados bajo un sistema de deudas que los coloca en situación de semiesclavitud, superados por Yucatán donde la esclavitud se practica en los campos henequeneros, los hombres son vendidos a razón de 65 pesos cada uno.
Los restaurantes ofrecen comidas francesas, los mejores cuentan con chef francés donde ofrecen platillos como venado con puré de castañas, rociados con los mejores vinos de Burdeos. Las pastelerías venden deliciosos petit fours y gateaux de todo tipo.
En Yucatán las labores empiezan desde las 3.30 de la mañana y acaban cuando se pone el sol, muchas veces continúan en el casco de las haciendas hasta altas horas de la noche. Los enfermos no salen al campo, en la hacienda se les ocupa preparando el henequén.
Cada hombre tiene que cortar dos mil pencas diarias, comen bolas de masa agria y pescado podrido, la masa la pueden comer cuando quieran, el pescado cuando puedan.
Las damas visten con diseños de Austria, París y Alemania; calzan zapatos americanos y franceses; usan los mejores perfumes y se embellecen con productos de primera; franceses por supuesto.
A los esclavos se les azota para disciplinarlos, se les ata a las espaldas de un enorme chino y se les dan 15 latigazos antes de ponerse a trabajar, todos observan, a las mujeres se les azota de rodillas, se les azota en todos lados, en la mañana antes de pasar lista y en el campo para mantenerlos ocupados sin descanso.
Siempre visten de andrajos rotos y sucios, andan descalzos, viven en chozas deplorables o en enormes galerones de altas paredes de adobe llenas de bichos, duermen en el suelo de tierra húmeda o en hamacas colgadas tan juntas que apenas y caben.
Algunos pensadores de la época dividían a la sociedad mexicana en tres grupos según su vestimenta: la clase alta de levita; la clase media de chaqueta y pantalón y la clase baja de calzón de manta.
Valle Nacional, Oaxaca; era para los hacendados uno de los mejores lugares de México, lo llamaban Valle Real por su gran belleza.
Valle Nacional era llamado por los esclavos el Valle de la Muerte, cada año morían ahí 15 mil hombres.
Por PanchoVillaMx