Estupefacientes y alcohol durante el porfiriato y la Revolución Mexicana

El alcoholismo sin duda que durante el porfiriato provocaba estragos en prácticamente todos los niveles sociales, sin embargo, había distinciones. El Diario Ilustrado editorializa en 1908: “El alcohol horripila pero únicamente en el espectáculo del borracho callejero, medio desnudo, temulento. La borrachera discreta, bien vestida y paseada en coche, es cosa diferente, respetable y decente.”. De la misma forma de respetable fueron los estupefacientes.

El uso de las drogas tanto en el país como a nivel global, era de lo más ordinario, anterior a la Primera Gran Guerra la I Guerra Mundial.


Es en el porfiriato que las drogas como: clorhidrato de cocaína, de morfina alemana de la casa Merck y francesa, Poulenc Frères, había acceso a conseguir en boticas y droguerías sin receta o control alguno; inclusive eran de considerarse auxiliares en tratamientos de diversas enfermedades, en algunos otros casos fueron distractores que de la misma forma eran considerados como una enfermedad relativamente fácil de curar.


Fue en el año de 1871 que se sentaron bases con el propósito de impedir el consumo de drogas, para la Ciudad de México y Baja California. Es en el Código Penal de ese año que se redactó un capítulo denominado: “Delitos contra la salud pública”, en el cual se impide la elaboración de “sustancia nocivas a la salud o productos químicos que puedan causar grandes estragos”.

Los estupefacientes eran ingeridos por todos lados, en cantinas, entre artistas y escritores; en la aristocracia, en los mandos del ejército revolucionario, entre soldados rasos, profesionistas, clase media, en farmacias, penitenciarias y en el bajo mundo; “consumir zoapatli, toloache, opio, marihuana, codeína, pastillas Houdé, polvos de Dover, morfina ‘en jeringas de Parvaz’ y hasta heroína en sus más variadas formas era visto como algo propio de la sociedad de su momento”.


Es durante la Convención Internacional de la Haya en 1912, que se discute la regularización del control internacional de medicamentos, principalmente el opio, está Convención contó con la colaboración del gobierno mexicano. Pero no es sino hasta el año de 1924 en donde el Senado de México aprobó la prohibición, la ley fue decretada en el Diario Oficial de la Federación hasta el año de 1927.

Es en la Revolución Mexicana que el consumo de marihuana se aumentó entre las distintas facciones revolucionarias. Victoriano Huerta cargó sobre sus hombros el estigma de ser considerado por la historia “borracho y mariguano”, aunque, la gran mayoría de los militares, sin tomar en cuenta su grado, ingerían marihuana para mitigar el hambre y hacer llevaderos los sinsabores de la guerra.

Por PanchoVillaMx.