Entre gigantes y enanos
Policarpo Rueda Fernández fue gobernador interino de Chiapas por unos pocos días en julio de 1911.
A la par que se gestaba el triunfo de la revolución convocada por Francisco Madero para derrocar al dictador Porfirio Díaz, en Chiapas comenzaba un conflicto interno.
En la antigua capital de Chiapas, San Cristóbal, un grupo de oposición al régimen porfirista intento llegar a la gubernatura por medios legales, al no conseguirlo se levantaron en armas contra el grupo en el poder encabezado por el ex gobernador porfirista Emilio Rabasa.
La sede de este gobierno, conseguido por un fraude electoral, había sido establecida veinte años atrás en Tuxtla Gutiérrez. Debido a está situaciòn se le consideró un conflicto entre ciudades por el establecimiento de la capital política en el estado.
En este periodo de la historia en Chiapas el gobernador Emilio Rabasa renunció a sus funciones en mayo de 1911, siendo ocupado la gubernatura por cuatro interinos en un periodo de tres meses: Trejo, Gordillo León, Rueda y Robelo.
El gobernador interino Policarpo Rueda presenció un desfile en julio de ese año, diez mil chamulas avanzaban por las calles de San Cristóbal, destacaban un gigante chamula de más de dos metros de alto, seguido por un par de enanos, que trataban de seguir sus pasos con mucha dificultad.
Rueda aprovechó el momento para tomarse este par de fotografías de las que el profesor Ramón Reséndiz García hizo una descripción:
«El contraste entre el chamula gigante y el hombre de traje es lleno y frontal, la imagen nos revela el rostro anónimo del indígena, su descomunal altura apenas cubierta por una vestimenta que muestra su miseria, sus pies tan desmesurados como desnudos parecen aferrarse al suelo, raíces que parecen sobresalir apenas de la tierra.
Su rostro nos mira desde otro tiempo, su cuerpo armado con un rifle, cananas y una banda tricolor son incapaces de desmentir su fragilidad social.»
«Chamulas diminutos y Policarpo Rueda nuevamente, luce impecable, son ellos los que atrapan la mirada, el carácter compacto de su cuerpo, la visibilidad de sus enormes pies que se exhiben tanto como la fuerza de sus rostros.»
Por Jorge Cabrera Vargas