Emiliano Zapata no perdonaba ni a sus compadres
Días antes de que Victoriano Huerta renunciara a la presidencia el 15 de julio de 1914, los zapatistas en Morelos se prepararon para tomar la ciudad de México.
Uno de los principales objetivos de la dirigencia zapatista al avanzar sobre la capital fue mantener la disciplina del Ejército Libertador.
Entre los líderes del zapatismo, existió la preocupación de que los grupos armados indisciplinados cometieran abusos contra la población civil de la ciudad, rompiendo así con “la confianza y la cohesión de los pueblos campesinos, que legitimaban y sostenían a la Revolución”.
Por tales motivos, el 14 de julio, Zapata emitió la siguiente orden para su ejército: “con motivo del ataque de que tiene que ser objeto la capital de la República, esta Superioridad ha tenido a bien acordar que se recomiende a Uds. que de ninguna manera deben cometerse actos de saqueo, robo u otras depredaciones, […] pues la Revolución no tolerará de ninguna manera que a la sombra de ella se cometan abusos”.
Fotografía: Emiliano Zapata, y sus tropas, después de derrotar a Pedro Ojeda, 1914, © (639728), Mediateca, INAH.
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