El Último vuelo de Pedro Infante y el Capitán Vidal: una tragedia que unió sus destinos

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El 15 de abril de 1957, la aviación mexicana vivió una de sus tragedias más recordadas: el fallecimiento del ídolo Pedro Infante. Sin embargo, pocos conocen la historia de uno de los hombres que lo acompañaba ese día: el Capitán Víctor Manuel Vidal Lorca, conocido como el “Capitán Vidal”, mentor de Pedro en su formación como piloto.
En una fotografía poco difundida, se puede ver a Pedro Infante —registrado en sus vuelos con el nombre de “Capitán Cruz”, una manera de evitar el reconocimiento público— junto a su maestro, el Capitán Vidal. Ambos compartieron no solo la pasión por la aviación, sino, trágicamente, también su último vuelo.
Un favor que cambió el destino
Según ha compartido la hija del Capitán Vidal, su padre se encontraba en esos días con una incapacidad médica. No debía volar. Sin embargo, un compañero le pidió cubrir un turno y, fiel a su carácter solidario, accedió. Ese gesto, que parecía cotidiano, marcó su destino.
Pedro Infante, por su parte, tampoco tenía asignado ese vuelo originalmente. En un giro de último momento, pidió tomar el lugar de un pasajero, urgido por llegar al entonces Distrito Federal. Así, dos hombres, unidos por la amistad y la aviación, abordaron el tetramotor Consolidated C-87 Liberator Express con rumbo al final.
El mecánico que luchó hasta el final
Otro tripulante de ese fatídico vuelo fue Marciano Bautista, mecánico que había trabajado toda la noche reparando la aeronave. Testimonios indican que durante el vuelo intentó aligerar la carga lanzando parte del contenido al vacío en un intento por evitar la tragedia.
De forma insólita, los restos de Bautista fueron los que mejor se conservaron. Según los reportes, su cuerpo terminó dentro de un congelador que iba como parte de la carga, lo que permitió una recuperación más clara entre los restos calcinados.
Restos entrelazados
El impacto del accidente fue tal que los cuerpos quedaron irreconocibles. La hija del Capitán Vidal ha relatado que, debido a la carbonización, los restos de su padre y de Pedro Infante quedaron mezclados. Partes del ídolo nacional fueron enterradas junto con su inseparable amigo y mentor, un detalle conmovedor que habla del vínculo inesperado que los unió hasta el final.
Esta historia, poco conocida por el gran público, aporta una dimensión más humana a la figura de Pedro Infante, quien no solo fue un ícono del cine, sino también un apasionado piloto, dispuesto a volar a pesar de cualquier circunstancia. También rescata del olvido al Capitán Vidal, cuya vida y muerte quedaron selladas junto a las del intérprete más querido del México de mediados del siglo XX.
Por PanchoVillaMx