Entre los años 1914 y 1915, el espionaje se dio en gran parte de la frontera con Estados Unidos. El gobernador de Chihuahua Fidel Avila, contaba con un cuerpo de espionaje disfrazado como una «Jefatura de Comisiones».

En Sonora el gobernador José María Maytorena tenía un cuerpo de espionaje semejante al de Fidel Avila.


Los espías abrían la correspondencia particular entre los estados de Chihuahua y Texas, así como en las fronteras de Ciudad Juárez, Naco, Nogales, etc. Solían acudir a las cantinas para enterarse de noticias, entre tragos de cerveza y mezcal se le iba la lengua a algunos bebedores.

Muchos se hacían pasar por huertistas o carrancistas para conseguir información de alguno de ellos, otros mas delataban las actividades de las juntas para reclutar personas para la lucha, el robo de ganado, la falsificación de billetes, la compra de armas, movimientos de oficiales y adeptos de otras facciones, etc.


En junio de 1914, únicamente tenían 10 hombres, en marzo de 1915, se contaban 136 miembros. Llego un momento en el que los hombres se empezaron a espiar entre ellos, y lo mismo que a su jefe, las traiciones y la desmoralización aumentaron después de las derrotas de Celaya y el Bajío, el espionaje continúo hasta 1919, con la participación de funcionarios de Estados Unidos y Centroamérica.