El danzón: un puente afrocubano entre Cuba y Yucatán

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Uno de los vínculos culturales más significativos entre Cuba y la península de Yucatán fue la música, particularmente el danzón, un género de raíz afrocubana que arribó a México en 1880. Su presencia se consolidó rápidamente en Yucatán, Campeche, Tabasco y Veracruz, donde se integró con fuerza a concursos, carnavales y festividades populares.
En 1943, por ejemplo, la compañía del actor y empresario cubano Enrique Arredondo organizó concursos de danzón y rumba en la ciudad de Mérida, otorgando premios en efectivo a los participantes destacados.
El danzón se distinguía por su riqueza sonora, sustentada en instrumentos de origen africano como los bongós, maracas, claves, cencerros, campanas y tamboras. Con el tiempo, las orquestas danzoneras incorporaron también violines, trombones y contrabajos, ampliando su sonoridad y versatilidad.
Para las comunidades afrodescendientes, el danzón fue mucho más que un género musical: representó una forma de expresión corporal libre y un puente simbólico con sus raíces culturales. No obstante, hacia mediados del siglo XX, las élites blancas comenzaron a rechazarlo por considerarlo un símbolo de sensualidad y disfrute popular.
En un intento por domesticar su significado, promovieron una versión “blanqueada” del danzón, desvinculándolo de sus orígenes africanos para insertarlo como una tradición aceptada dentro del imaginario nacional mexicano.
Fuente: Luisangel García Yeladaqui, “Establecimiento de puentes artísticos. Relaciones e influencias entre el bufo cubano y el regional yucateco”, en Representación de “lo negro” en la escena teatral de Mérida Yucatán, 1890-1944.
Por PanchoVillaMx