El consulado de los Estados Unidos en Monterrey, le organizó un brindis a Pancho Villa
Acudieron el general Felipe Ángeles, Raúl Madero, Jesús Aguilar, Roberto Morelos Zaragoza y otros generales de la División del Norte. Ahí se presentaron el cónsul Phillip Hanna y Pancho Villa. En eso, el cónsul en inglés le dijo a Jesús Aguilar:
- “He looks like a child”,
- ¿Qué dijo preguntó Villa?
- “Que es usted muy simpático mi general”
- A lo que el cónsul preguntó: ¿What did say?
- «That you are nice»
- Luego Villa le dijo a Jesús Aguilar: “¡Pregúntele a este señor si sabe por qué ando peleando contra Carranza!”
- ¿What did you say? Dijo el cónsul
- «General Villa wants to know if you know what is his reason for fighting against Carranza»
- «Ha, ha ha, no, I dont know»
- ¿Qué dijo? Volvió a decir Villa
- Dice que no sabe mi general
- “¡Pos dígale, que si yo anduve peleando contra don Porfirio, que era un hombre muy inteligente y muy valiente, cuantimás razón había yo de tener que pelear contra este viejo que no es inteligente ni valiente!”
- “Ha, ha, ha, he is a child”
- “¿Qué dijo?” Preguntó Villa
- “Que tiene Usted mucha razón mi general”
En esa tarde sirvieron grape juice, pues Villa no tomaba bebidas alcohólicas. Una vez que todos tuvieron sus copas, el cónsul Hanna alzó la suya y brindó:
“¡For the welfare of México and the United States!” - “¿Qué dijo?”, preguntó Villa
- El señor cónsul desea brindar con Usted, por la salud de México y de los Estados Unidos.
Cuando Villa probó su bebida le dijo a Aguilar: “Oiga, está muy agria”
Es jugo de uva mi general, “¿ah, es la que toma el señor Bryan?”” Si mi general”, - ¡Ah, pos entonces está bien!
Villa apuró su copa hasta quedar vacía. Se le quedó viendo fijamente, cuando se aseguró de que no había quedado alguna gota, la puso en la charola, se agarró el bigote y volteó a ver a los presentes. Mientras el cónsul Hanna no dejaba de referirse a Villa como un niño. Cuando salieron del consulado, vieron a los niños José y Raúl Aguilar Belden sentados en una banqueta. Villa los saludó, a lo que Pepe muy serio le dio la mano. El que de plano no quiso saludarlo fue Raúl, quien se volteó hacia la pared de enfrente. A lo que el general Villa exclamó: “¡Vaya, hasta que alguien se me puso enfrente!” (De Sara Aguilar Belden de Garza, Una Ciudad y dos familias)