Así lucía el Castillo de Kukulcán de Chichén Itzá en 1890, antes de ser restaurado y cuando todavía era propiedad privada y no de los mexicanos.

En 1565, se estableció, bajo la jurisdicción de Valladolid, una encomienda en la villa de Tinum, “lugar de la espina”, que antes pertenecía a los cupules, muy cerca de Chichén Itzá. En Tinum se fundó la localidad llamada Pisté, a la cual, por cuestiones territoriales, le pertenecía la antigua y abandonada ciudad de Chichén Itzá.

Un pequeño número de familias, descendiente de los conquistadores, se convirtió en encomendero y fue favorecido con poder político, económico y social, de tal forma que se hizo de tierras sumamente extensas. Entre 1680 y 1750, el regidor de Valladolid, Blas de Segura y Sarmiento, tomó posesión de la hacienda Chichén, de ochenta y tres hectáreas, que incluían la hoy famosísima zona arqueológica de Chichén Itzá y un cenote, las cuales pasaron por las manos de diversas familias adineradas hasta 2010.

Imagen: Colección digital del Museo Británico. Fotógrafo: arqueólogo inglés Alfred Maudslay (1850 -1931).

Por PanchoVillaMx