Cuando la Península de Yucatán se separó de México
En 1840, la Península de Yucatán se declaró una país independiente de México en protesta al establecimiento de un país centralista.
Este enfoque político impedía a todos los estados del país elegir a sus gobernantes, entre otras prohibiciones.
Uno de los que inició con esta revuelta fue el capitán Santiago Iman, comandante del ejército federalista de Yucatán, quien primero tomó la Ciudad de Valladolid.
Desde ahí escribió una carta en donde dijo que el federalismo (lo contrario al centralismo por el que estaba regido el país en esos momentos) en México debía ser restablecido con el fin de combatir la pobreza en el territorio.
La primera consecuencia de esto fue el enfurecimiento del general Antonio López de Santa Anna, quien el declaró la guerra a los separatistas.
Envió buques de guerra a las costas de la península y prohibió que embarcaciones con la bandera yucateca atracaran en costas nacionales, lo que generó una caída de la economía local.
Otra de las acciones que el gobierno mexicano estableció contra los rebeldes que querían independizarse de la nación fue el envío de tropas para ir tomando poco a poco diversas regiones en lo que hoy conocemos como Campeche, Tabasco y Quintana Roo.
No obstante, cuando los más de 4 mil soldados llegaron a Mérida se encontraron con un ejército de 11 mil mayas fuertemente armados que obligaron a los mexicanos a replegarse.
Sin embargo la presión económica continuaba sobre los yucatecos, generando una pobreza y hambruna extrema.
Los separatistas sucumbieron ante eso y en 1843 firmaron acuerdos con Santa Anna aceptando el regreso de pertenencia a México con la condición de que Yucatán tuviera autonomía plena en la toma de diversas decisiones para la “felicidad de sus habitantes”.
Pero las libertades de Yucatán, obtenidas por una situación de excepción, hizo mella en el resto de los estados, por lo que en 1845 sus libertades excepcionales fueron suprimidas, generando nuevos enconos con el país.
Con todos los conflictos separatistas algo se empezó a gestar en el país de manera imperceptible: una nueva rebelión de los mayas ahora contra los blancos y criollos, nos referimos a la sangrienta Guerra de Castas.
Por PanchoVillaMx