Carlos Monsiváis y la crónica del crimen en la cultura popular mexicana

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En 1994, el reconocido periodista y cronista Carlos Monsiváis publicó Los mil y un velorios. Crónica de la nota roja en México, una obra que se ha convertido en referencia obligada para entender cómo el crimen, la violencia y la delincuencia organizada fueron representados en la prensa mexicana del siglo XX, particularmente a través de la llamada “nota roja”.
En este libro, Monsiváis no solo recupera algunos de los casos más emblemáticos de criminales y transgresores de la ley, sino que también ofrece una profunda reflexión sobre cómo estos relatos impactaron y moldearon la cultura popular mexicana. A través de su característico estilo crítico y mordaz, el autor analiza el papel de los medios sensacionalistas de los años treinta y cuarenta, destacando cómo la tragedia se transformó en espectáculo, y cómo la fascinación por el morbo desplazó a la condena moral.
“En la nota roja, la tragedia se vuelve espectáculo, el espectáculo adquiere características sermoneras, se extravía el regaño moral en la fascinación por la trama, el relajo aparece como cuento de la tribu, brota el suspense de sobremesa”, escribe Monsiváis en uno de los pasajes más citados de su obra.
Los mil y un velorios va más allá de ser una simple recopilación de crónicas; es un ensayo sobre la identidad mexicana, sus contradicciones, su manera de asimilar la violencia y de integrar el crimen a lo cotidiano. El libro invita a cuestionar no solo el papel de la prensa en la construcción de narrativas, sino también el modo en que estas historias fueron consumidas y aceptadas por el público.
El texto está acompañado por imágenes que documentan visualmente este universo narrado por Monsiváis. Entre ellas destaca el “Retrato de Carlos Monsiváis en su casa de Portales” realizado por Tomás Casademunt hacia el año 2000, hoy parte de la Colección Beatriz Sánchez Monsiváis del Museo del Estanquillo.
A más de dos décadas de su publicación, la obra de Monsiváis sigue siendo vigente, no solo por su análisis de la prensa sensacionalista, sino por su capacidad de explorar el vínculo entre la violencia, los medios y la cultura nacional.