Biblioteca para los presos
26 de septiembre de 1914. Después de tomar la Ciudad de México, los principales jefes constitucionalistas ocuparon las casas de los huertistas y científicos.
Algunos de estos revolucionarios eran hombres rústicos, quienes quedaron sorprendidos por la riqueza y suntuosidad de las residencias y buscaron la manera de devolverle al pueblo parte de las riquezas mal habidas.
Así enviaron objetos de valor a la Tesorería, aunque también se dieron casos que de hurto en provecho propio.
En muchas residencias, los constitucionalistas encontraron bibliotecas con un acervo de importancia, por lo que le propusieron a Carranza utilizar dichos volúmenes en beneficio del pueblo.
El 26 de septiembre de 1914, Diario del Hogar publicó la noticia de que los libros encontrados en las casas de los antiguos porfiristas y huertistas serían enviados a la cárcel de Belén para formar una biblioteca para los presos:
Ayer fuimos informados que el Gobierno del Distrito está tomando gran empeño en moralizar las masas, ha decidido fundar en la Cárcel de Belén una Biblioteca para que los aislados en tal establecimiento, tengan oportunidad de instruirse.
La citada biblioteca se formará con los libros encontrados en las casas de los científicos y huertistas.
Se nos dijo que también se darán en el establecimiento penal conferencias sobre materias diversas, también contarán los reclusos con algunas distracciones que harán más llevadera la pena a que se hicieron acreedores por sus delitos.
Sabemos que se harán proyecciones cinematográficas que tan excelentes resultados han dado en los grandes centros penitenciarios de Europa, elevando el nivel moral de los penados.
Se sabe que muchos ejemplares fueron enviados a la Biblioteca Nacional, ya dependiente de la Universidad Nacional de México, pero también que bibliotecas completas fueron vendidas a los libreros anticuarios de la capital y en algunos los volúmenes fueron quemados en hogueras nocturnas.
INEHRM
Por PanchoVillaMx