¿Antes las tortillas eran mejores?
Durante siglos, la elaboración de tortillas fue una tarea diaria que las mujeres atendían por horas en numerosos hogares mexicanos.
A lo largo del siglo XX, inventos mexicanos como el molino de nixtamal (con motor de gasolina o eléctrico), la máquina tortilladora y la harina deshidratada redujeron significativamente la cantidad de esfuerzo y horas dedicadas a hacer tortillas.
Entre 1920 y 1950, en distintos pueblos del país los molinos de nixtamal fueron vistos con desconfianza por ciertos habitantes. Algunos esposos expresaron que el sabor de las tortillas hechas con masa del molino era inferior.
Otros padres de familia criticaron a los molinos porque hacían salir de sus casas a las mujeres, lo que consideraban una potencial tentación para entregarse al chisme, el ocio y hasta las aventuras amorosas.
En cambio, distintos grupos de mujeres mexicanas apoyaron la existencia de molinos en sus pueblos. De hecho, durante la década de 1930, la instalación de tales aparatos fue una demanda recurrente entre las peticiones a líderes políticos.
Por ejemplo, en 1936, una Liga Femenina Anticlerical y Antialcohólica michoacana pidió a Lázaro Cárdenas, mediante una carta, la instalación de un molino para liberarse de “esa áspera y negra piedra de triple pie que llamamos metate”.
Fue tanta la demanda de esta tecnología que, entre 1935 y 1940, la cantidad de molinos en México pasó de 927 a casi 6 mil.
De tal forma, es mejor idea preguntar, ¿para quiénes eran mejores las tortillas? o ¿para qué eran mejores las tortillas?.
Fuentes: Arnold J. Bauer, “Millers and Grinders: Technology and Household Economy in Meso-America”, Agricultural History, vol. 64, núm. 1, 1990 / Jeffrey M. Pilcher, “¡Vivan los tamales! La comida y la construcción de la identical mexicana”, México, Ediciones de la Reina Roja, CONACULTA, CIESAS, 2001.
Por PanchoVillaMx