Los indios Tarahumara bajo las órdenes de Francisco Villa
Las grandes y extensas montañas de la Sierra Madre Occidental, en el estado de Chihuahua, en donde radicaban los indígenas Raramuri, hacían uso de vastos recursos naturales.
Las minas de cobre y hierro fueron el incentivo para el interés de compañías y capital extranjeros. Los industriales del petróleo norteamericanos se encontraban ansiosos por aprovechar esas reservas, y gran parte del territorio que se extendía por las tierras de estas tribus prometía grandes beneficios.
El estado de Chihuahua, bajo el control político y económico de Luis Terrazas y su yerno Enrique Creel, quién posteriormente fuera Gobernador del Estado y fundador del Banco Minero se convirtió en el centro de la liberalización económica porfirista basada con el trabajo y explotación indígena.
La población Raramuri, al igual que los Yaquis de Sonora y Mayo en los estados vecinos, decidió resistir al porfiriato por sus carencias y por el requerimiento de proteger su propia cultura.
Atentos a los discursos y convocatorias de Francisco I. Madero, los indígenas Tarahumaras se unieron a las filas del ejército rebelde de Francisco (Pancho) Villa.
Su vivencia del escabroso y difícil territorio de las montañas de la Sierra Madre y su experiencia para cubrir grandes distancias a pie, los hicieron excelentes rastreadores.
Tuvieron la capacidad de llevar información sustancial para Villa y su División del Norte durante el preludio a la batalla de Ciudad Juárez en Marzo y Abril de 1911.
Al penetrar las líneas del enemigo, los rastreadores Raramuri pudieron vigilar los movimientos de las tropas federales, permitiendo a Francisco Villa y a sus generales llevar sus tropas a posiciones mucho más ventajosas.
El ejército rebelde ganó la batalla, dando a Pancho Villa y los rebeldes la victoria que necesitaban. Los Tarahumaras servirían con distinción durante la primera fase de la guerra revolucionaria en México.
Por PanchoVillaMx.