De Aztlán a Tenochtitlán: la peregrinación y el destino de un pueblo

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La fundación de México-Tenochtitlán, capital del Imperio Mexica, es una leyenda fascinante que forma parte esencial de la identidad mexicana.


Según la leyenda, el dios Huitzilopochtli, dios del sol y la guerra, ordenó a los mexicas, un pueblo nómada que habitaba en el norte de Mesoamérica, que buscaran un lugar donde vieran un águila posada sobre un nopal, devorando una serpiente.


Esta sería la señal divina para establecer su nueva capital.

Tras una larga peregrinación, los mexicas encontraron la señal en un islote en el lago de Texcoco. Allí, en el año 1325, fundaron la grandiosa ciudad de Tenochtitlán. La imagen del águila real devorando una serpiente sobre un nopal se convirtió en el símbolo de la ciudad y, posteriormente, en el escudo nacional de México.


La leyenda de la fundación de Tenochtitlán es un relato que fusiona historia y mito, reflejando la cosmovisión y las creencias del pueblo mexica. La peregrinación y la búsqueda de la señal divina representan la determinación y el espíritu de lucha de este pueblo, que logró construir una de las ciudades más importantes y poderosas de Mesoamérica.

La fundación de Tenochtitlán marcó el inicio de la civilización mexica, que floreció en el centro de México hasta la llegada de los españoles en el siglo XVI.

La ciudad se convirtió en un importante centro político, económico y religioso, con una arquitectura impresionante, un sistema de gobierno complejo y una rica tradición cultural.


Hoy en día, la Ciudad de México se asienta sobre las ruinas de Tenochtitlán, y la leyenda de su fundación sigue viva en la memoria colectiva de los mexicanos, como un símbolo de su origen y de su conexión con el pasado prehispánico.

Por PanchoVillaMx