En el pasado obsequiar calendarios a fin de año se volvió una tradición

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A mediados del siglo XX el obsequiar calendarios a fin de año se volvió una tradición entre comerciantes y trabajadores.

Estos elementos que permiten registra el paso de los días también fungieron como medio de difusión del ideal mexicano de la época. Uno de los pintores e ilustradores más reconocido en este ámbito fue Jesús Helguera, de quien Monsivais se refirió de la siguiente forma:

«La cumbre del arte calendárico es el pintor Jesús Helguera […] fue el «pintor de cabecera» de multitudes, al tanto intuitivamente de su carencia de pretensiones (él nunca se consideró gran artista ni buscó exhibir sus originales).

[…] Sabemos muy poco de Helguera. Nació en 1910 y murió en 1971, trabajó en México, vivió en la colonia Portales, admiró a los muralistas, fue católico ferviente, y sin dificultades, se consideró parte de un engranaje industrial y se aceptó como pintor de almanaque, objeto de admiración no muy explícitas y de lealtades acumulativas.

[…] Helguera impulsó un gusto visual y apuntaló a su manera el sueño del tradicionalismo, la reverencia por un pasado móvil, la imaginería del México ideal y fiel […] inventa los escenarios o los transfigura a placer, poblándolos con una alegría dulcemente artificial, tan idílica como las canciones campiranas de los años veinte […]»

Jesús Helguera, El rebozo, óleo / tela, 1962

Fuente: Monsiváis, Carlos, «Protagonista: Jesús Helguera. El encanto de las utopías en la pared» en Los rituales del caos, Era, México, 2023 (Quinta reimpresión), pp. 65-71

Por PanchoVillaMx

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