Fue un poderoso hacendado que alguna vez un reportero le preguntó, ¿usted es de Chihuahua? a lo que Terrazas dijo; «Yo no soy de Chihuahua, Chihuahua es mío».

Y la respuesta no era para menos ya que gracias a los cargos que obtuvo en el Gobierno de Porfirio Díaz y a través del genocidio de Apaches el cacique amasaría una fortuna incalculable y sus negocios se diversificarían en todo el estado: molinos de trigo, fábricas textiles, bancos y sobre todo, desde el poder acapararía tierras, hasta acumular un latifundio de más de 2.5 millones de hectáreas, donde se estima que pastaban entre 350 y 500 mil cabezas de ganado vacuno, caprino y equino.

Bajo su mano, llegarían a trabajar más de 10 mil personas en sus haciendas entras las que se encontraban, la del Carmen, Encinillas, San Lorenzo y San Diego.

Durante la revolución se unió al golpista Victoriano Huerta y nada menos que al Gobierno norteamericano que le dio asilo.

En la imagen aparece Luis Terrazas, en Presidio, Texas huyendo de Pancho Villa a finales de 1913. Se reunieron los responsables del genocidio cometido contra los apaches, el ejército americano y Terrazas.

Por PanchoVillaMx.