¿Realmente las ciudades mayas estaban alineadas con las constelaciones?
El interés de las culturas prehispánicas por el cielo nocturno no fue fortuito, ni tuvo un origen misterioso e inexplicable, como lo presentan algunos programas de televisión y teorías conspiranoicas que aseguran, el conocimiento de matemáticas y astronomía de los antiguos sólo puede explicarse a través de contacto extraterrestre.
En realidad, para los pueblos mesoamericanos dependientes de la agricultura, mirar a la bóveda celeste y llevar la observación y el registro cuidadoso del proceder del cielo era una máxima que conectaba sus necesidades materiales más básicas con su visión particular del mundo.null
Los calendarios prehispánicos son la mejor prueba de ello. Producto de observaciones cuidadosas durante milenios, su aún hoy asombra a arqueólogos y especialistas en el tema; no obstante, si existió una civilización en Mesoamérica que llevó a otro nivel sus observaciones astronómicas, esos fueron los mayas.
¿Qué tanto conocían los mayas del universo?
El estudio sistemático desde observatorios como El Caracol en Chichén Itzá o Copán, les permitió desarrollar un calendario especial único en su tipo, conocido como “cuenta larga”, una «cronología absoluta contada a partir de una fecha cero (…), sistema de referencia temporal que permite adentrarse en el tiempo hacia el pasado y el futuro».
Los mayas conocían con precisión la duración de un año solar, el movimiento del cúmulo estelar conocido como Pléyades y los ciclos de Venus. Solían registrar las fases de la luna y las fechas de eclipses como ninguna otra cultura prehispánica.
Todo este conocimiento contribuyó a que se desarrollara la idea de que las ciudades y pirámides mayas estaban construidas en una ubicación tal, que uniendo los puntos de cada una se pudiera dibujar una constelación idéntica en el cielo nocturno, pero…
¿Es posible que Chichén Itzá, Tulum, Cobá y otras ciudades mayas fueran construidas siguiendo un patrón de estrellas?
El equipo de Divulgación Antropológica en Yucatán del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) compartió en redes una publicación al respecto, donde explicó en dos puntos por qué creer lo anterior no tiene sustento astronómico ni histórico alguno:
1. «Astronómicamente es totalmente inviable, ya que el cielo nocturno cambia constantemente en una sóla noche. Para hacer posible cualquier tipo de disposición estelar, esto tendría que ocurrir desde un cielo nocturno fijo, lo cual desde nuestro planeta (por su rotación y movimiento alrededor del sol) es simplemente imposible».
A lo anterior, es necesario agregar que las constelaciones son únicamente patrones imaginarios que se forman con estrellas que se encuentran a miles de millones de años luz de distancia entre sí. Es la perspectiva humana la que les une y asigna una forma conocida.
Si consideramos que en una noche con condiciones idóneas es posible observar cerca de 6 mil estrellas, es seguro que cada persona podría encontrar un patrón particular según sus gustos e intereses: desde el contorno del territorio nacional, hasta la cara de algún dios o bien, un balón de fútbol. Las posibilidades son tantas como disponga la imaginación.
2. «Arqueológicamente es todavía más difícil de sostener (realmente imposible) ya que el mapa que se usó en la imagen, omite una enorme cantidad de ciudades, pero aún con todas las ciudades, hay que recordar que no todas se corresponden cronológicamente, ya que unas que se encontraban en su apogeo y otras en total abandono, unas surgían y otras eran conquistadas».
La aclaración –que para algunos podría traducirse en un súbito desencanto–, de que las ciudades mayas no tienen correspondencia alguna con un grupo de estrellas no resta en lo más mínimo el mérito a su interés y profundo conocimiento por la astronomía; sobre todo cuando su sabiduría funcionaba para explicar el mundo y su concepción de él. En palabras de Miguel León-Portilla: «Lo extraordinario de “la astronomía”, “el calendario” y “la matemática” en esta área cultural es su rigor extremo, pero no como saber por sí mismo, sino en función plena de los requerimientos de su visión del mundo y de sus necesidades de subsistencia».
Por PanchoVillaMx