Juh, el gran jefe vengador de los apaches


Juan Mata Ortiz vivió en la región de Galena, a pocos kilómetros de Casas Grandes Chihuahua, y por muchos años luchó de manera infatigable en contra de los Apaches, que en esa época tenían asolada esa región y prácticamente todo el Estado de Chihuahua.

Juan Mata Ortiz

Tal vez hoy en día es difícil entender su actuar consistente en exterminar seres humanos, y cobrar un precio por cada cabellera Apache que lograba obtener y que era pagada por el Ayuntamiento de Chihuahua. Sin embargo debemos entender su proceder atendiendo al momento que le tocó vivir, en donde lo que pretendía era lograr la paz y la tranquilidad de los habitantes del Estado.

Juh. Acuarela realizada por la pintora Mary P. G. Si Devereux en junio de 1881.

En tiempos atávicos (del pasado) este territorio Chihuahuense fue habitado por tribus indígenas seminómadas como los apaches, comanches, tarahumaras, tobosos, pimas, guarojíos, tepehuanes, ópatas, conchos, julimes, tapacolmes, tubaris, guazaparis, chínipas, que formaban parte de los grupos que los españoles denominaron Chichimecas.

La conquista y colonización de este espacio fue muy lenta debido a la ofensiva de sus naturales. Se cuenta que los más belicosos fueron los apaches, tobosos, comanches y tarahumaras, quienes se opusieron a la ocupación de sus tierras por parte de los colonizadores durante mucho tiempo.

Sin embargo, la conquista avanzó y las invasiones colonizadoras se hicieron presentes en esta región, fundándose aldeas, villas y ciudades en las cuales los pobladores desempeñaron actividades agrícolas, mineras y comerciales, haciendo de esta provincia una zona comercial pese al paisaje agreste y desértico de algunas zonas. La presencia nómada fue vista como ajena al desarrollo de los colonizadores y combatida tenazmente por la población sedentaria chihuahuense.

Era evidente la contradicción entre dos formas distintas de ocupar el espacio. Para los apaches los robos de ganado en haciendas y ranchos mexicanos configuraban un patrón de subsistencia, al ser arrebatados de sus tierras y recursos por dos naciones sin respeto por los pobladores originarios; a través del contrabando en tierras estadounidenses lograban vender lo que en México robaban, viviendo un día más por cada robo. Hacia mediados del siglo XIX se agravaron los despojos a los terratenientes y rancheros mexicanos pujantes.

Para éstos, los ataques apaches dificultaban la actividad ganadera, el comercio, la agricultura y en general representaban un tope a su poder en expansión. El poder gubernamental mostraba una y otra vez su incapacidad para eliminar esa amenaza. En el último tercio del siglo XIX Chihuahua vivió una nueva oleada de ataques por parte de los nativos, era la Guerra Apache.

Éstos habían decidido dar la última batalla por la subsistencia de su raza, rechazando ofrecimientos de paz del Gobierno de Estados Unidos y México por las humillaciones y asesinatos cometidos en contra de su pueblo tanto en un país como en el otro.

A pesar de que sus ofensivas fueron ganando terreno por algunos años, el retorno al gobierno de Chihuahua del ganadero y militar Luis Terrazas que durante su gobierno se dio una de las ultimas batallas contra la apachería la batalla de Tres Castillos, esta tuvo lugar en el año de 1880 después de verificarse esta batalla, Mata Ortiz continúo las campañas en contra de los bárbaros siempre las llevó a cabo como Jefe de la compañía Galeana y como encargado de la seguridad pública y rural siempre apoyando a Joaquín Terrazas.

Juan Mata Ortíz, conocía perfectamente la región, sabía dónde se encontraban los aguajes, donde cazar para alimentarse, y los sitios en donde los Apaches solían refugiarse después de sus atracos, se caracterizó adicionalmente por su valor y resistencia.

En la batalla de Tres Castillos participo de manera eficaz, ya que estuvo al frente de uno de las dos columnas que sorprendieron al grupo apache, en esa acción en octubre de 1880 murió el Jefe Apache Victorio y muchos valientes guerreros, además de que fueron tomados como prisioneros mujeres y niños que fueron llevados a la ciudad de Chihuahua.

Después de la derrota apache en Tres Castillos, el indio Ju se convierte en líder de los mismos y jura vengar a Victorio, por lo que realizó múltiples ataques, lo que motivó su persecución tanto por los Estados Unidos como México.

Lo anterior obligó a que Ju negociara la Paz con Joaquín Terrazas, sin embargo éste último no le cree y prepara una emboscada en contra del campamento apache que se encuentra instalado a orillas del río Casas Grandes.

Sin embargo las tropas de Juan Mata Ortíz se adelantan y antes de lo previsto atacan a los apaches, sin embargo el ataque se malogra y los indios alcanzan a huir dejando sus pertenencias. Horas después Joaquín y Juan Mata Ortiz ven aproximarse un jinete a quien identifican como el indio Ju, a quien no disparan porque piensan que intenta negociar la paz.

Al llegar el apache amenaza: “Tú, Joaquín, ¡traicionero!, ¡maldito!, y para ti ‘capitán gordo’, no balazos, no cuchillos, no lanza, no flechas; para ti… ¡lumbre!”. A partir de ese momento, Ju no vuelve a solicitar paz ni tregua alguna, sólo el empeño de cumplir su juramento.

En septiembre de 1882 reaparece robando ganado y asesinando personas en la región del noroeste. Juan Mata Ortiz, sin esperar refuerzos, sale a perseguirlo desde Galeana con una partida de 21 hombres, que el 13 de octubre por la mañana se encuentra con ellos en una loma cerca del Charco de los Arrieros, donde la superioridad numérica de los apaches se impone.

En esta batalla Ju cumple su promesa y, pese a perder numerosos guerreros por los disparos de los hombres de Mata Ortiz, logran capturarlo vivo y llevarlo a la cumbre del cerro donde, amarrado, lo quema en una hoguera cumpliendo su amenaza. Actualmente una localidad lleva el nombre de Mata Ortiz.

Por PanchoVillaMx