Como contexto durante la época de la revolución mexicana se han creado una serie de leyendas e historias de supuestos tesoros escondidos ya sea en fincas o en haciendas por los acaudalados latifundistas que eran amenazados por los revolucionarios. Uno de ellos se refiere al conocido Francisco Villa, General en Jefe de la famosa División del Norte.

Durante su gran apogeo, en los años de 1913-1914, Francisco Villa y sus soldados lograron fama por los saqueos que llevaban a cabo en viviendas y haciendas para distribuir estos bienes entre los campesinos pobres y abandonados.

De acuerdo Paul Huppertz, investigador de Villa, el General al final no pudo distribuir todo lo que recaudó debido a que fue asesinado en Parral, Chihuahua; y lo que pudo acumular entre ellos objetos valiosos y monedas de oro con la ayuda de los villistas, fueron escondidos en algún punto de la Sierra Madre occidental.

El investigador hace referencia a que el General mandaba cavar para enterrar el oro y monedas y en el lugar ejecutabas quienes llevaban a cabo la labor para no revelar el sitio.


Después de la revolución , la situación en el país era otra y el entonces Presidente Adolfo de la Huerta a quien Villa apoyó, logró un acuerdo de con el, quien disolvió su ejército y se retiró a la Hacienda de El Canutillo, en Durango.

Por lo tanto el mismo historiador afirma que Villa llevaba a cabo viajes recurrentes al lugar para proveerse de recursos, pero el lugar quedó en el misterio después del 20 de julio de 1923, cuando el caudillo fue asesinado en una emboscada planeada por el Gobierno Federal el entonces Presidente Álvaro Obregón y su Secretario de Gobernación Plutarco Elias Calles, fundador del PNR que luego se convertiría en el PRI.

La leyenda dio lugar a dos películas estadounidenses así como la novela «El tesoro de la Sierra Madre» de B. Traven.

Fuente. Revista Muy Interesante, año 2011.

Por PanchoVillaMx.