Odio a un hombre que murió hace cien años. ¿Porque lo odio?


Porque fue un asesino, mató a mi abuela, a mi hermana, a mi madre.


Les prendió fuego, asesinó niños indefensos. Mató en mi presencia a gente indefensa. Yo lo vi, soy testigo presencial de los hechos.

Entonces ¿Porque no defendí a esas personas?


Porque me dio miedo defenderlas. Permití que Villa y sus hombres matarán a mujeres y niños. No tuve el valor de enfrentarlo. Justifique mi miedo inventando una historia, alguien tenía que contar los hechos: Villa es un asesino.


Los rencores de algunas personas siguen manteniendo el nombre de Francisco Villa en la memoria de muchos.


Los asesinatos que le adjudican a Villa son producto de los cuentos de Felipe Muñoz, otros no tienen argumentos válidos, provienen del «me dirigieron», «creó que fue así», «no estoy seguro, pero…» No existen fuentes reales de estos supuestos.


¿La fama de Villa no fue tanta como para que un solo periódico, de la época, escribiera una noticia de sus horribles crímenes?


Mientras no aparezca una prueba real seguirán siendo cuentos.

Jorge Cabrera Vargas.