Francisco Villa tenía la costumbre de enterrar armas y dinero, una costumbre adquirida en su época de bandolero. Durante la campaña contra Pascual Orozco, en la que Villa participó al frente de 700 irregulares, realizò un entierro de armas en San Andrés, Chihuahua, población de donde era originaria su esposa Luz Corral. El 9 de marzo de 1913, Villa, acompañado de nueve hombres entró a territorio Nacional, habia permanecido en el Paso, Texas, después de escapar de la prisión militar de Santiago Tlatelolco en diciembre de 1912.


Villa se encamino rumbo a San Andres, durante el trayecto se dedicó a reclutar gente, recuperó las armas y el parque enterrados y se preparó para combatir al gobierno del traidor Victoriano Huerta.


Enterrar armas fue el principio, después enterró monedas de oro y plata, regularmente le pedia a personas de su confianza que lo acompañaran a algún lugar de la sierra de Chihuahua, Coahuila o Durango, les ordenaba esperarlo en un punto determinado, mientras tanto, Villa se alejaba y realizaba el entierro, gracias a su memoria fotográfica podía ubicar cualquier lugar donde hacia los entierros.


Hacia 1921 cuando ya se había retirado a la hacienda de Canutillo hay testimonios de villistas en los cuales, Villa, le pedia autorización a Adolfo de la Huerta para sacar los dineros enterrados y algunas veces cambiaba de lugar esos dineros.
Se piensa que Villa dejo muchos entierros que esperan ser descubiertos.

Por Jorge Cabrera Vargas